Sensaciones, ideas y fantasías

sábado, 31 de mayo de 2008

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Rubén Amón entrevista a Alain Finkielkraut en El Mundo
Hay un gran malentendido en torno a la idea de democracia. Y del igualitarismo, que se ha ido extendiendo como principio en todos los ámbitos de la existencia. Pero la igualdad y la democracia no tienen nada que hacer en la cultura ni en la educación. Se ha puesto en discusión la asimetría entre el profesor y el alumno. Se les ha colocado en un mismo plano. Igual sucede con la cultura. Ha desaparecido la jerarquía de los valores estéticos: tanto vale la ópera como el rap, la belleza como la trivialidad. Hanna Arendt decía que la cultura consiste en saber elegir la compañía. La compañía de un libro, de una película, de un apersona. Ahora no hay lugar a la elección. Elegir es distinguirse, distinguirse es jerarquizarse, jerarquizar es excluir y excluir es discriminar. Insisto: el lugar de la democracia es la política y la justicia social. Pero en otros ámbitos, como el cultural y el educativo se imponen distintas reglas. El drama de nuestro tiempo consiste en haber convertido en derechos del hombre todas las cosas materiales y espirituales. Es así como se ha pasado de la transmisión de valores a la construcción individual del propio saber, invocando el principio del igualitarismo. El profesor autoritario se confunda con el opresor, la jerarquía con la represión.
Internet es el espacio de la locura planetaria. No hay debate. Cada uno lanza su discurso sin mezclarse con los demás. La libertad de opinión no consiste en la multiplicación de relatos sobre un mismo hecho.
(Finkielkraut no tiene móvil ni usa Internet. Atención, pregunta. ¿La cultura democrática y la educación democrática son mejores o peores que la cultura y la educación no democráticas?)

Alberto Martín habla en Babelia de Photoespaña 11
Como en ocasiones anteriores, el tema propuesto, en este caso Lugar, es revisado de manera específica por el comisario del festival en una exposición colectiva. Se trata de Lugares comprometidos. Topografía y actualidad, donde 11 artistas reflexionan sobre las posibilidades de análisis y contextualización de la información contenida en la representación documental del lugar, en la que probablemente sea la mejor exposición del programa. La mayor parte de ellos abordan cuestiones como los límites de la dramatización y la ficción dentro del registro documental, el contexto en el que aparece producida o sugerida la información, o los vestigios de la historia y de la memoria.
(Cuando tenga ocasión de visitar Photoespaña 11 intentaré desentrañar el acertijo de Alberto Martín.)

Andrés Isaac Santana, sobre una exposición de Dominique González-Foerster en el MUSAC de León
El tránsito de la torpe fisicidad a la experiencia subjetiva de transformación interior, de lo evidente-narrativo a la explosión de sensaciones nuevas sobre la base del asombro y la perplejidad, pareciera ser el trayecto y la estrategia estética de esta artista francesa, en un momento cultural donde el romanticismo es escamoteado por el vasallaje de una estética light cada vez más demandada en ciertos espacios institucionales del arte.
(Temo que por mucho tiempo que gaste en el MUSAC, jamás seré capaz de desentrañar el acertijo de Isaac Santana.)

Neus Contreras, en Estilos de Vida (La Vanguardia), sobre Oxitocina, la hormona de moda.
En el cuerpo, tal y como explica el reputado neurobiólogo Antonio Damasio, se segrega durante la estimulación sexual de los genitales o de los pezones, así como durante el orgasmo, entre otros procesos somáticos…. “Yo la llamaría la hormona de la sociabilidad”, afirma Luis Miguel García Segura, quien añade una propuesta más a la larga lista de apelativos que se atribuyen a la oxitocina. La hormona de la sociabilidad, pues, ya que su liberación no se dispara únicamente durante el orgasmo y, precisa Goleman, alienta tanto en el hombre como en la mujer la mayoría de los sentimientos de cariño y placer que experimentan en el acto sexual: más allá de este, la oxitocina también está enla base del enamoramiento y propicia el vínculo afectivo de la pareja…. La cualidad relajante de esta molécula abre la puerta también, según los expertos, a que cada cual tenga su particular manera de inducir la oxitocina mediante actividades que le desestresen. Para unos será excuchar música, par otros leer o cocinar…
(¡Ya tenemos otro ingrediente en la ensalada de la felicidad moderna)

viernes, 30 de mayo de 2008

Educación para la ciudadanía, hipocresía y falta de consideración

En Quebec están actualizando el plan de estudios en la educación no universitaria, y entre las propuestas está introducir una asignatura que en español de España se podría traducir por Educación para la Ciudadanía. No obstante, los políticos quebecuás que postulan la asignatura no son tan provocadores como sus pares españoles y le llaman Ethics and Religious Culture. Según el portal del que he tomado la información, Mercatornet, declaradamente católico, Its avowed purpose is to teach children an ideology – the ideology of so-called "normative pluralism", whereby they will be told that religious faith and practice are all right as long as people don’t take these matters too seriously.
Su propósito declarado es enseñar a los niños una ideología, la ideología del llamado "pluralismo normativo", donde se les asegura que la fe religiosa y su práctica son buenos mientras la gente no se las tome en serio.
El artículo de Mercatornet denuncia esta medida y se opone a ella con argumentos parecidos a los que hemos escuchado aquí. Obviamente son argumentos interesados, pero expuestos con gran inteligencia.
The emergence of secularism and moral and cultural relativism as the dominant Canadian ethos in recent decades raises concerns about the very future of Canada. When people are no longer inspired by an interior life and a living faith, they seek satisfaction in outer things like material comfort, drugs, sex or political and social activism.
The end result is that the old public culture based on the Christian tradition disintegrates, which in turn requires that some other agent take responsibility for maintaining a minimum of cultural and social cohesion. The State thus ceases to be responsible solely for temporal matters and takes on a moral and spiritual role, which means that it in effect becomes totalitarian. And the only thing that prevents it from indulging in hard totalitarianism – as opposed to soft totalitarianism – is the residual portion of the Christian tradition that has not yet been eliminated.

La aparición del relativismo cultural y moral y del secularismo como el ethos dominante en Canadá en las últimas décadas, provoca dudas sobre el mismo futuro de Canadá. Cuando las personas ya no se inspiran en su vida interior y en una fe viviente buscan satisfacción en otras cosas como el confort material, las drogas, el sexo o el activismo social y político. El resultado final es que la antigua cultura pública basada en la tradición cristiana se desintegra, lo que a la vez precisa que otros agentes adquieran esa responsabilidad de mantener un mínimo de cohesión social y cultural. El Estado deja de ser responsable únicamente de las materias temporales y adopta un papel moral y espiritual, lo cual significa que de hecho se vuelve totalitario. Y lo único que puede impedir que se transforme en totalitarismo duro (como opuesto al totalitarismo suave) es la porción residual de la tradición cristiana que no ha sido eliminada.
El asunto tiene mucha miga, y merece la pena un debate. Ni más nimenos que el Estado y sus formas políticas. Algo que lejos de perder importancia desde el derrumbe del socialismo realmente existente, ha adquirido mucha más trascendencia. Da la impresión de que en Canadá están debatiendo, algo que en España se obvió, al aprobar la ley por la coalición del PSOE con los nacionalistas, entusiasmados en tener un instrumento emitido por el Estado Centralista para defender sus atroces fantasías pedagógicas independentistas, esas sí, verdaderamente totalitarias. Pero la mitad del Parlamento se opuso. Todo el debate organizado ha sido a posteriori, según una política de hechos consumados, muy querida por Zapatero y los suyos.
El debate podría haber sacado a la luz temas formidables, como los intereses establecidos y arraigados durante siglos por la Iglesia Católica, y defendidos por muchos de sus fieles. ¿Por cuántos y hasta qué límite? Ese es el tema candente. Pero también se habría visto el plumero de la hipocresía del gobierno llamado socialista, a quien la educación de los ciudadanos le importa un rábano o una hoja de perejil. Si no fuera así, habría buscado un acuerdo con todas las fuerzas políticas dominantes para reformar o realizar una ley de educación positiva, práctica y con futuro, en lugar de dedicarse a la demagogia barata.
Ya sé que todo esto se ha puesto en evidencia. Pero a toro pasado, cuando la eliminación o modificación de la asignatura de marras se ha convertido en un asunto político de primer orden, cuando debía haberse planteado como un acuerdo válido entre todos o casi todos, e intocable, si no median unas elecciones que alteren la "aritmética parlamentaria".
Para mí, el debate fundamental sobre el que se sustentan los demás, es el modelo de democracia. Algo que los partidos, ninguno, está interesado en abrir porque los más perjudicados serían ellos, sus elites dirigentes, comprometidas hasta las cejas en trampas, trampitas, chanchullos, chanchullitos, benefidios, privilegios etc.
La mejor manera de educar a los ciudadanos es permitirles que se expresen. Y de momento, sólo podemos hacerlos unos cuantos, a ciegas, sin conocer la repercusión de nuestras reflexiones, desde esta tribuna digital, virtual, e imprevisible. Un debate político organizado desorganizadamente, de modo que cada uno pueda decir lo que realmente piensa (que es muy distinto a decir lo que le dé la gana) y ser escuchado por todos los que lo deseen hacer.
En fin. No sigo porque me estoy deprimiendo de rabia y frustración.
Agradeceré comentarios.

jueves, 29 de mayo de 2008

Elogio de las bibliotecas populares

Sólo hay un lugar equiparable en fascinación a las bibliotecas populares, los mercadillos de libros, como este de Buenos Aires.


Termino de leer M/T y la historia de las maravillas del bosque, novela de Kenzaburo Oé escrita hacia 1985, considerando la fecha del copyright.

Es un libro maravilloso, sobre todo en su sentido literario, porque habla de leyendas, de mitos y de la historia de una aldea escondida en las montañas de una isla japonesa. Escrita en primera persona, evoca las historias que el autor escuchó de su abuela y de los ancianos del lugar siendo niño. Lo hace de un modo singular, engarzando sin artificio alguno la realidad doméstica del pueblo y sus habitantes en la época en la que el niño fue almacenando las historias (los años finales de la Segunda Guerra Mundial y los posteriores) con la realidad legendaria. La maestría de la narración (y de la traducción, de Ricardo Ogata) hace que los acontecimientos no pertenezcan a un pasado remoto sino a uno tan reciente que podría haber correspondido a la niñez de los abuelos de Kenzaburo Oé.

Pero la novela no es una recopilación de leyendas. Es el relato de la historia de la aldea sin solución de continuidad (esto es una redundancia, pero la empleo a conciencia), y el propio relato va desvelando el sentido de la vida de aquellas personas, campesinos incultos y algo asilvestrados, pero que emplearon un grancelo en conservar su independencia, y hasta se enfrentaron al ejército imperial japonés con valentía e ingenio. Unos campesinos y apicultores con una filosofía de la vida extraordinariamente sabia e ingeniosa, lúcidos hasta el extremo de que fueron capaces de comerciar con Alemania y Francia (esto es algo que queda flotando entre la realidad real y la realidad inventada o legendaria).

A medida que avanza la narración, el sentido de la existencia de los aldeanos va quedando al descubierto. Y el desenlace afecta al autor y a su familia de un modo sorprendente y, una vez más, maravilloso, ahora en su sentido cualitativo y estético.

Hace años leí de Kenzaburo Oé Arrancad las semillas, fusilad a los niños, una novela tremenda en todos los sentidos. La visión de los japoneses que tiene Kenzaburo Oé es muy distante de la que ofrece Haruki Murakami, y sin embargo hay algo en común entre ellos, una visión del mundo y de la humanidad muy poco occidental. Esto también es una redundancia, pero la subrayo porque la visión que recibimos de Japón de los propios japoneses a través de los dibujos animados, de las películas de monstruos y de catástrofes, y de algunas perspectivas de artistas occidentales aunque refleja una concepción muy propia, no deja de estar fabricada para consumo de no japoneses. Es algo así como las películas de bandoleros y majas con cuchillo en la liga que se produjeron en España, daban una impresión del "alma española", pero adaptada a los tópicos creados por los románticos franceses y los viajeros ingleses del siglo XIX que no se enteraron de mucho de lo que vieron o que miraron a través de sus lentes anglosajonas.

El título de la entrada viene a cuento porque este libro de Kenzaburo Oé lo he sacado de la biblioteca del pueblo.

Las bibliotecas populares no son un tema muy frecuente en los medios de comunicación y en las conversaciones de las personas, pero tienen una vitalidad muy superior a la de otros escenarios y vehículos de cultura. El tráfago de libros, de DVDs de CDs, de revistas y periódicos es enorme. Me figuro que habrá estadísticas sobre el asunto, y seguramente serían sorprendentes y reveladoras.

Las bibliotecas públicas populares son uno de los logros más importantes de la democracia española, aunque no se deben a ella. Sí su proliferación y popularización, pero no su existencia. En mi niñez había un servicio de bibliobús que cada semana aparecía por mi barrio madrileño, y hacía un recorrido por todas las zonas de la ciudad. Creo que pertenecía al ayuntamiento, y proporcionaba lectura a multitud de gentes. También recuerdo en mi barrio de la Concepción una biblioteca sostenida por la Caixa de Barcelona, donde los jovencitos solíamos ir a ligar, pero donde entrábamos en contacto con los libros, a pesar de todo.

Cualquier dinero empleado en bibliotecas es apreciable. Así como el trabajo de los bibliotecarios que las atienden, unos de los pocos funcionarios a los que se puede atribuir el calificativo de abnegados. Las bibliotecas públicas no sólo son un refugio, son una cueva de Aladino, son una puerta abierta al macrocosmos y a cualquiera de los microcosmos en los que pululamos o que nos atraviesan sin que nos enteremos.

Benditas y alabadas sean por siempre las bibliotecas públicas populares.

domingo, 25 de mayo de 2008

Russafart, contra el monopolio museístico

El barrio de Ruzafa de Valencia ha sido moruno y un poco marginal desde los tiempos de la ciudad medieval. Los musulmanes que lo habitaron tuvieron que abandonarlo con la conquista cristiana. Y hasta el siglo XX no volvieron. Algunos en patera, pero la mayoría a través de una inmigración menos traumática. Hubo un tiempo en el que el barrio se degradó, se convirtió en una zona insegura. Pero poco a poco, por razones que se me escapan, se ha ido recuperando.
Hoy está lleno de artistas. Se ha convertido en un pequeño Montmartre, en un reducido Prenzlauerberg. No sé si porque los alquileres y las viviendas bajaron de precio a causa de la mala fama del barrio o por alguna otra causa menos economicista, casual o mágica.
El caso es que abundan los estudios, los talleres y las viviendas de creadores plásticos. Algunos de ellos trabajan en el mismo espacio, alquilado en grupo o individualmente, como es el caso de un viejo gimnasio y escenario de combates de boxeo, el Sporting Club.
La vida de estos artistas, algunos de ellos más o menos profesionales, discurre casi siempre a distancia de las galerías de arte contemporáneo abiertas en otras partes de la ciudad. Constituyen un mundo aparte que ellos mismos han construido, un poco por la frustración de no tener un hueco en el mercado, y un poco porque el mercado les produce angustia y les trastorna. Estas razones no son contradictorias, aunque lo parezca.
Pero distanciarse del mercado convencional del arte no significa un retiro monástico. Estos artistas no desean ser anacoretas. Quieren tener relación con el mundo ajeno a su oficio en el que viven, una meritoria actitud opuesta a la de los políticos.
Así es como han constituido un colectivo que han llamado Russafart, con adecuado sentido de la oportunidad y las circunstancias. En realidad no es un colectivo en el sentido clásico de la historia del arte moderno. Cada artista pinta, graba, esculpe o instala lo que le viene en gana, pero intentan tomar decisiones positivas para todos. En otras palabras, se han organizado, algo sorprendente en un universo de pequeñas figuras y no tan pequeñas vanidades.
Una de las primeras actividades de Russafart ha sido tender puentes hacia ese mundo ajeno al arte para que los forasteros los crucen y se den un baño de creatividad.
Este fin de semana, 23, 24 y 25 de mayo, 70 artistas han abierto sus talleres y espacios de trabajo (30 en total) y se han asomado a la calle con botes de pintura, resmas de papel y músicos de aspecto e instrumentos alternativos.
Lo más sorprendente de esta iniciativa es el éxito fulminante.
Primero en la calle. A pesar de que se ha pasado el rato lloviendo, en los momentos de tregua, un montón de familias han podido llevar a sus hijos a pringarse de color y a plasmar lo que se les ocurría a los niños y a las niñas en largas y anchas tiras de papel situado en la calzada.
Luego, en los talleres y estudios. Por la tarde no cabía en ellos un alfiler, llenos de visitantes de todas las clases y condiciones, puedo asegurarlo porque lo he visto. La mayoría eran aficionados al arte y curiosos más o menos cultos. Pero también había ciudadanos que seguramente era la primera vez que se ponían delante de un cuadro (casi todos “raros”), de una escultura (todavía más “rara”) o de una incomprensible instalación.
Pero el solo hecho de que se hayan asomado a un mundo para ellos (y para muchos artistas también) hermético, ha roto el hechizo o la maldición. De pronto, el arte, bueno y malo, concreto o abstracto, conceptual, minimalista o convencional, ha roto el candado y ha abierto la puerta al mundo. Los museos y las galerías comerciales han dejado de tener la exclusiva de la representación artística. La creación ha salido del templo. A lo mejor hasta abre una brecha en el mercado, aunque esto es más difícil.
Sea lo que sea, Russafart ha sido un ejemplo y un éxito. Enhorabuena

La crisis del PP me importa un comino

Los medios de comunicación gastan kilos de tinta y de saliva de contertulios en glosar con júbilo, con consternación, con indignación, con desprecio, los avatares de la dirección del PP, las decisiones de Rajoy, las renuncias, los pronunciamientos, las posibles deserciones, la aleatoria fractura, la debacle electoral en lontananza. Discurren y se escurren sobre el papel de la Iglesia en todo este laberinto de pasiones políticas. Señalan con el dedo o a voces a los, a su juicio, responsables de cuanto sucede. Lamentan la indiferencia del electorado, o esperan con fruición que tenga que manifestarse. Atribuyen responsabilidades a individuos con apellidos compuestos, hurgan en las ambiciones y en las miserias de la clase política. Especulan sobre los beneficios que podrá obtener del follón pepero el partido reinante. Hablan. Escriben. Murmuran.
Los blogs echan humo. Las redacciones hierven de rumores.
A mí, como a la mayoría de los españoles cuya participación democrática se limita por constricción de la ley a depositar una o varias papeletas cada cuatro años, la crisis del PP me trae al fresco. Puesto que soy un rehén de la partitocracia, la crisis de la partitocracia me produce incluso cierto consuelo.
Lo que me inquieta es que se hable tan poco de eso, de la partitocracia (algo se habla, las cosas como son, en especial en los blogs), del secuestro de la democracia por los partidos, del universo irreal en el que viven los políticos, de la parálisis mental de la derecha y de sus complejos, de la hipocresía y el oportunismo sin límites de la socialdemocracia tecnocrática, del caos ridículo de la izquierda divagante.
Es absolutamente revelador que los análisis más penetrantes no se encuentren en los medios impresos ni en las tertulias (salvo alguna excepción excepcional), sino en la Red. Hay algunos blogs que diseccionan con cuidado la realidad, o que la denuncian a gritos, hay revistas digitales en las que se debate con rigor la crisis de la democracia de mercado pletórico. Y como ejemplo vuelvo a citar El Catoblepas, donde en cada número uno encuentra artículos llenos de sentido, de focos de luz o de ideas.
Aprovechemos, amigos blogueros, la libertad de expresión que nos hemos ganado a pulso para no perderla y para ejercitarla en nuestras ventanitas virtuales. Digamos lo que nos parecen las actuaciones de nuestros políticos. O simplemente, ignorémoslos y dejemos que se acerquen poco a poco al precipicio, y contribuyamos con nuestras opiniones (contrapuestas, contradictorias, rabiosas, solemnes, didácticas, intempestivas, etc.) a la limpieza de un panorama en cuyo fondo reptan los oscuros y clarísimos intereses de los amos de la globalización. Porque los verdaderos amos de la globalización somos nosotros, los internautas, los que escribimos y a veces nos podemos reunir personalmente. Llegará un día en el que cristalizará esta catarata de voluntades digitales. Y sino llega…, da igual, nos lo habremos pasado muy bien.
¡Qué poco me interesa la crisis del PP! ¡Qué lástima me produce el menosprecio de los políticos por el bienestar de la nación en la que vivimos los españoles y que, de momento, se sigue llamando España!

jueves, 22 de mayo de 2008

Un baño semiotextuante en las aguas turbulentas del 68

Las fotografías que ilustran esta entrada están tomadas en Buenos Aires en agosto de 2004



Cumplo mi promesa de terminar la recensión del número de mayo de ARTFORUM dedicado al Mayo del 68, cuando hoy hace exactamente 40 años, todos mirábamos hacia París desconcertados; las personas sin definición política pero disconformes con eso tan raro que se llamaba El Orden Establecido, con indisimulado júbilo, mezclado de cierta aprensión; y los que creíamos tener una ideología clara de izquierdas, con verdadero pasmo, porque jamás una revolución la habían iniciado ni animado unos estudiantes.
En el artículo titulado The Great Refusal, El Gran Rechazo, firmado por Sylvêre Lotringer, investigadora semiotextual, resume con precisión los hechos, y los contextualiza muy bien, sin duda debido a la pericia adquirida en su oficio.
“Fue la primera revolución global antes de que nadie supiera que era eso de global. La sincronía fue asombrosa, en particular dada la tecnología existente: no había teléfonos móviles, ni Internet ni cadenas de noticias de 24 horas. Ni siquiera lo evitó el hecho de que el planeta estaba dividido en dos bloques antagónicos cuyas fronteras zigzagueaban a lo largo del mapa del mundo. Y sin embargo, Mayo del 68 cruzó todas las fronteras, al margen de su naturaleza divisoria. Los que se oponían al ‘socialismo real’ de la Unión Soviética presionaban para obtener libertad y democracia, abrazando el capitalismo y la cultura pop americana; los que se oponían al capitalismo rechazaron los valores morales estrechos de la burguesía, el autoritarismo, la explotación laboral y abrazaron un ‘socialismo posible’ que pronto se demostró imposible de sostener.”


“Fue la primera generación que emergía de los cascotes de la Segunda Guerra Mundial y, como estudiantes, se encontraron con un orden que había sido creado para ellos y al que se sintieron obligados a oponerse.”

Después de una sucinta pero acertada cronología, la semiotextuante empieza la presentación de la entrevista con Toni Negri que vendrá a continuación.

“Al contrario de lo que sucedió con los estudiantes franceses, que se echaron a la calle en apoyo de los trabajadores en huelga, calentados por los acontecimientos, los Operaisti (Trabajistas) observaron de cerca la rebelión de los trabajadores italianos. Se dieron cuenta de que el capital no podría contenerla por mucho tiempo a no ser que cambiaran drásticamente las condiciones y el propio capital. Los hechos de París de 1968, evoca Negri en la interviú que sigue, no cogieron a los Operaisti desprevenidos, y se preocuparon de explotar su impacto creando un amplio movimiento llamado Autonomia, que incluía estudiantes, trabajadores jóvenes y desempleados. Creció durante una década, y se interrumpió abruptamente en 1977, en el momento en el que se estaba transformando en una fuerza importante en el país. El gobierno hizo resucitar leyes fascistas anteriores a la guerra con el propósito de arrestar, juzgar y condenar a los dirigentes Autonomistas bajo la acusación de ser los inspiradores intelectuales de los terroristas de las Brigadas Rojas. Negri fue sentenciado a treinta años de cárcel, de los que terminó cumpliendo un tercio.”
“Francia nunca se recuperó de los acontecimientos de aquella primavera. El país resistió cualquier intento de asimilar lo que había emergido abruptamente, pero Mayo del 68 dejó una impronta duradera: de sus cenizas surgieron las teorías políticas más vivas en Occidente de los últimos cincuenta años, como si la creatividad del Mayo Francés, relegado en cualquier otro aspecto, hubiera hallado en la filosofía su vía de escape más amplia.”

Florilegio de citas de la entrevista con Toni Negri
“Los acontecimientos de Mayo del 68 en verdad fueron un signo anticipatorio de la crisis de los sistemas socialistas burocráticos. Se les dio la oportunidad de superar el ‘socialismo real’, de recobrar la libertad.”
“El movimiento Autonomía fue diferente al Mayo Francés, que trataba de echar abajo el Estado. Nuestro problema fue cómo empujar hacia una modernización extrema. Aquí es cuando empezó la nueva historia. El movimiento italiano pudo no tener el fervor de la retórica situacionista, pero su extensión en profundidad y continuidad fue excepcional. Aquel largo momento del Mayo Italiano, desde 1967 a 1977, tuvo la misma ambigüedad que los situacionistas percibieron en el Mayo del 68, y que caracteriza ciertos fenómenos revolucionarios. Pero 1968 fue también el comienzo de algo más. Y esa ambigüedad, el hecho de ser a la vez pasado y presente, justifica su interés, su enorme importancia. El año 1968 fue el principio de la posmodernidad y, consecuentemente, el final de lo moderno. La crítica situacionista nos puede llevar hacia muchas puertas, pero debemos entender que había movimientos detrás de todo, una multitud de movimientos. Y había una organización industrial.”
“La fortísima síntesis que se produjo es la que nos permite hablar de lo contemporáneo en lugar de lo posmoderno. Para mí es una distinción de extraordinaria importancia. El pos presupone una continuidad entre lo que sucedió y lo que está pasando hoy, como si 1968 fuera algo que continúa, que empuja la modernidad hacia la hiprmodernidad o la posmodernidad. Pero eso no es el caso. Hubo un salto, una división histórica, una ruptura.”
Contestación al comentario de la semiotextuante sobre la rebelión contra el consumismo de los sesetaiochistas.
“Siempre encuentro un aspecto muy moralista y religioso a cualquier ataque y crítica al consumo., algo notable en el caso de Alemania. Estoy en un flagrante desacuerdo con eso. No creo que Mayo del 68 fuera un rechazo de la sociedad de consumo. Para nosotros, en los años de la posguerra, el consumo no fue opresivo, fue revitalizante. En los apartamentos que se construyeron a partir de los 60 (como consecuencia de las destrucción de la guerra) en toda Europa, se introdujeron la higiene, los baños, los retretes . Esto no era algo baladí. Cambió de verdad y por completo la vida de las personas.”
“No. Mayo del 68 fue en primer lugar el rechazo de la organización taylorista y fordista del trabajo. Alrededor de la mitad de los 70 los intelectuales italianos no cesábamos de preguntarnos: ‘¿Qué pasa? Pero, ¿qué está pasando?’ Las cosas estaban cambiando. Los trabajadores no querían emplearse en la Fiat. Las cadenas de montaje eran insoportables. En lo que a mí me concierne, Mayo del 68 fue una ruidosa confirmación de la indignación que sentí como individuo, de la ruptura que me condujo a trabajar en una fábrica y analizar la transformación en curso. Y valió la pena, de verdad.”
“Los trabajadores ya no querían ser esclavos. Demandaban nuevas formas de trabajo. Viví en Milán de 1971 a 1979 – el año en el que me encarcelaron-, y había barrios enteros, Garibaldi, Ticinese, donde la policía no podía entrar. Y no porque hubiera disturbios insostenibles. La policía no podía entrar porque nosotros habíamos podido organizar la textura social. La gente habla de la necesidad del poder, pero el poder sólo es necesario para los jefes. No es necesario para la vida. Ha de ser posible pensar en términos de alteridad, de lo otro que todos tenemos en común. Spinoza lo concibió como una continuidad entre la sociedad y el estado.”
“Como espinocista considero que vivir juntos es algo absolutamente normal. No tenemos necesidad de defendernos del Anticristo para aprender a hacerlo. El movimiento revolucionario tiene sus pausas, sus momentos de reflexión y alegría. Al final, cuando pensamos sobre él, Mayo del 68 no fue una lucha y una confrontación exaltante; ese es todavía su aspecto ‘moderno’. 1968 fue algo completamente distinto: el placer de descubrir una nueva humanidad, una profunda alegría interior y exterior. Fuimos de la utopía a la concreción no utópica de lo real. Lo que estábamos haciendo, lo que deseábamos hacer y lo que empezamos a hacer contenía un nuevo riesgo, un nuevo mundo. Y no fue un sueño. La única comparación posible del 68 sería con 1848.”
S. Lotringer: “Usted sugiere que el Imperio [se refiere al libro escrito por Negri y Michael Hardt] ha reemplazado al Estado-Nación.”
“Mi problema fue identificar formas políticas que correspondieran a la globalización y deducir que tipo de soberanía reemplaza nociones como pueblo y nación.”
“Llegamos a entender que el capitalismo era mucho más importante que cualquier forma particular de gobierno de estado. Este fue el tema verdadero en 1968, y no hemos sido capaces de cambiarlo. El desarrollo capitalista lo ha sobrepasado incluso. En ese punto, finalmente hemos ganado: el estado dejó de ser el estado nación. Lo hemos entendido gracias al trabajo, gracias a la actividad de las singularidades, que no tienen nada que ver con clases o con masas, y podemos ir más allá de la lucha de clases a una nueva forma de actividad social. La clase trabajadora como tal podría transformarse en una multitud. Y eso es una enormidad.”
“La multitud no es sólo un concepto de ciencia política. Es esencial en él la dimensión cognitiva del trabajo y del conocimiento, el trabajo inmaterial. La multitud tiene que ver con las redes, con una independencia de cooperación.”

Al margen de que uno pueda estar de acuerdo o no con Toni Negri, la lectura de esta entrevista nos permite deducir que los intelectuales que sostienen a la “izquierda” que domina el Estado y en especial la que sostiene los disparates nacionalistas de ciertas autonomías españolas o no se ha enterado de nada, o no le da la real gana enterarse, por miedo a perder sus prebendas y su fama de “niños terribles” del progreso posmoderno.

Y para finalizar, un artículo que me llamó tanto la atención que lo he traducido completito.

Se titula Learning Curve, escrito por Ton Hollert, sobre la educación y al arte radical en Alemania en aquellos años turbulentos.

Como no quiero meterme en líos sobre derechos de autor, no lo voy a colgar entero, sólo los dos primeros párrafos. Pero aquellos de mis desconocidos visitantes pueden pedírmelo por email y se lo enviaré gustoso.

Learning Curve
(Doble sentido)
La Curva de la Educación o Aprendiendo a Hacer Curvas
Tom Hollert sobre la educación y el arte radical en Alemania
Artforum, número de Mayo de 2008

La tarde del 22 de junio de 1967 Joseph Beuys convocó por sorpresa una conferencia de prensa en la Academia de Arte de Düsseldorf, y anunció la fundación del Deutsche Studenten Partei (El Partido de los Estudiantes Alemanes). Habían transcurrido sólo veinte días desde que un policía matara al estudiante Benno Ohnesorg en una manifestación contra la visita a Berlín del sha de Persia, un momento crucial en la movilización política de estudiantes en Alemania Occidental, que culminaría en las protestas de 1968. En medio de esta confusión, una fotografía de la reunión muestra a Beuys y a sus estudiantes sentados, mirando hacia el suelo con un aire de deliberada circunspección unos diagramas trazados con tiza por el profesor: líneas y círculos con las palabras legislative, judikative, y executive , escritas en torno a una de las circunferencias, como si pretendieran subrayar más allá de cualquier duda que este gesto público estaba enmarcado en las crisis contemporáneas de la didáctica, la democracia y la separación de poderes. Desde luego, fue desde la esfera de la educación de donde emergerían tantos modelos de arte y política revolucionaria en los años 60. El aprendizaje condujo al fracaso en muchos sentidos, y sin embargo esta historia no es ni mucho menos un caso cerrado.
Cinco meses después de la conferencia de prensa de Beuys, la firma de los estatutos del nuevo partido estudiantil quedó documentada en otra fotografía (ambas las tomó Ute Klophaus, el legendario cronista visual de Fluxus y Happenings): Beuys. Johannes Stüttgen (uno de los alumnos de Beuys en aquel momento, e íntimo aliado suyo), el compositor de Fluxus Henning Christiansen y el poeta, crítico y educador Bazon Broca aparecen en pie tras un escritorio improvisado en el aula de Beuys. Ese mueble simbólico llevaba pintadas las letras DSP, y el cuarteto realiza solemnemente los rituales de lanzamiento de una organización política. Semejantes acciones eran una burla de Beuys y sus colaboradores del DSP de las fotografías de familia y los pseudoeventos de la política ante los medios de comunicación, desplegando una retórica visual de oficialidad que ridiculiza el autobombo de los rituales de la democracia. Pero además, estas parodias también invocaban la violencia de la democracia occidental, cuyo ejemplo más famoso fue el cartel de 1973 Demokratie ist lustig (La Democracia es divertida), que exhibía la expulsión por la policía de un solazado Beuys de la academia de Düsseldorf en 1972, en sarcástica sintonía con los movimientos de protesta de los 60, la brutalidad policial, y el incremento del terrorismo izquierdista en Alemania Occidental durante los 70. A lo largo de esos años, Beuys perpetuó su propia imagen como un enemigo cachondo del estado policía, un aspecto de su repertorio de papeles que incluían al demócrata radical y al revolucionario, al curandero y al chamán, al nómada y al gángster, al rebelde y al luchador.
Pero quizá el papel más insurgente que interpretó fue el de maestro. Beuys fue la quintaesencia del artista-educador del arte de la posguerra europea, con el objetivo, ni más ni menos, que la revolución por medio de la educación. Lanzar el Partido de los Estudiantes Alemanes en 1967 no sólo fue un gesto dirigido contra la política parlamentaria y el estado. Con gran precisión se dirigía al dominio de la escena política radical de los grupos estudiantiles de la oposición extraparlamentaria (APO), y el Sindicato de Estudiantes Socialistas Alemanes (SDS). Ridiculizando el marco existente de las organizaciones estudiantiles, Beuys iba más allá de las opciones contraculturales. Su partido estudiantil renunciaba a cualquier alineación “socialista” o “marxista”, al menos nominalmente, con el propósito de convertir el territorio de la educación artística en un medio de agitación política. “Todo hombre es un estudiante, es decir, una persona que aprende”, como explicó Beuys a los periodistas que acudieron a la fundación del DSP.

martes, 20 de mayo de 2008

Dos anuncios seductores como la mirada de un súcubo

¿En qué cantidad y con cuánta calidad contribuye una empresa al bien común? Esta es una pregunta de naturaleza filosófica, pero la ha provocado un hecho observable: dos anuncios que emiten las televisiones españolas, en los que una empresa petrolera y otra que produce electricidad se proclaman pilares de los beneficios acumulados por la humanidad gracias a la ciencia, al progreso y al buen rollito.
No cabe duda de que la mayoría de las empresas de servicios y productos básicos contribuyen mucho al bien común, tanto como el que añaden con su trabajo las personas que las gestionan y las que las hacen funcionar (antes trabajadores o proletarios). Pero centro la pregunta en la medida, porque ahí es donde se halla la trampa, la confusión el engaño, el cachondeo.
En primer lugar, ¿es una coincidencia que estos magníficos y seductores anuncios se hagan en los momentos en los que el precio de la energía está subiendo como los cohetes espaciales? Sólo este hecho nos pone en guardia, levanta una barrera de suspicacias.
Y luego está el viejo, debatido, polémico e incuestionable hecho de que en un mercado de economía libre, toda actividad empresarial se realiza con el objetivo de obtener beneficios en el negocio de compraventa que se deriva de ella. Es decir, si el progreso humano y los bienes que distribuye entre nuestra especie no son un fenómeno básicamente altruista, intuitivo, natural o como quiera llamarse, la empresa petrolera u la eléctrica de marras nos están contando un cuento inaceptable, y debemos de estar alerta, porque debajo del disfraz de cordero inofensivo puede aparecer en cualquier momento el lobo feroz.
Yo creo que las empresas, en especial las grandes empresas multinacionales relacionadas con el tráfico de las materias primas, tienen una filosofía moral por completo acomodaticia a las circunstancias. En otras palabras, que los principios morales les sirven tanto como una canción de cuna a un caracol hambriento. Una estrategia de ventas, de producción, de ahorro, de créditos, todo esto forma parte de la filosofía de la empresa, y también la que oriente a las propias relaciones laborales internas.
Pero de ahí a hacernos creer que si no fuera por ellas la Humanidad viviría en las cavernas, hay un abismo. Un abismo que conviene que rellenemos los por lo general pasivos televidentes. No hace falta recurrir a un libro de filosofía para resistirse al engaño, aunque viene bien hacerlo. Sólo basta con hacerse las preguntas pertinentes. ¿Qué pasará si yo me quedo sin trabajo y no puedo pagar la factura de la luz? ¿Qué ocurrirá si no tengo suficiente dinero para comprar gasolina y preciso hacer un viaje decisivo? ¿Estarán las empresas a la altura de la historia que cuentan en sus anuncios?
Hace poco escuché un anuncio radiofónico de la cadena alemana Saturn, famosa por la agresividad de su propaganda. La conclusión de una parrafada en la que vendían todo tipo de electrodomésticos era “¡Porque es tu derecho!”
Imaginé a un grupo de okupas aburridos que, incitados por el llamamiento, acudiera a una tienda Saturn, arramblaran con neveras, televisores, lavavajillas, teléfonos móviles, iPods, ordenadores, etc., y salieran con ellos sin dejar ni un céntimo en caja, alegando que los necesitaban y estaban en su derecho de llevárselos.
Pensé, si yo fuera más joven, buscaría a un grupo de amigos e intentaría el happening.
La poca vergüenza de estas empresas merece esto y cosas mucho peores. Yo desde luego, no compraré ni en Saturn ni en Media Markt porque no me gusta que me traten como a un tonto. Y si pago la factura de la luz y sigo comprando gasolina es porque no quiero quedarme a oscuras ni paralizado.

domingo, 18 de mayo de 2008

Noticias desde el Tíbet

Bombardier se ha marchado al Tíbet.

Eso dice él. Pero la verdad es que, si yo interpreto bien su mente criptológica, está en algún lugar de los Pirineos catalanes.

Me ha enviado un texto en respuesta a mi demanda de auxilio, que me ha dejado perplejo y ha hecho recorrer escalofríos por mi espalda. Tanto, que necesito algún tiempo para asimilarlo. En su debido momento lo publicaré. Es un sueño que dice haber tenido.

De momento me limito a colocar algunas sugerencias que me hace.

Por ejemplo, el blog de Héctor García, un español que vive en Japón. Su página está llena de valiosa y seleccionada información sobre ese país para mí inaccesible (salvo a través de Murakami y de Kenzaburo Oe). Consejos para turistas, explicaciones sobre comida, costumbres y curiosidades. Útil y clarito. Un ejemplo de las utilidades de la red, en a que encuentras lo que necesitas, si te orientan. Al fin y al cabo, los blogs son en gran medida eso, orientadores.

Otra página que me recomienda Bombardier es la de un grupo de amigos de genio integrador que se dedica a estudiar y escenificar las batallas que tuvieron lugar durante la Guerra Civil española en Madrid y sus alrededores. Se llama Frente de Madrid. esta es la explicación que ellos mismos dan de sus actividades.

La idea de desarrollar actividades de recreación histórica de la Guerra Civil puede suscitar ciertas suspicacias ante el temor a que una puesta en escena evocadora de un conflicto que mantiene abiertas heridas en algunos, produzca consecuencias no queridas. Entendemos que existen otros espacios en los que puede expresarse la disidencia y el rechazo a un determinado orden político y que, por tanto, debe reservarse a la recreación histórica el recuerdo de las personas que participaron en la Guerra Civil, al margen de sus ideas.Frente de Madrid no nace para atacar a nadie ni para transmitir una visión partidista de la Guerra Civil sino como un instrumento educacional que quiere contribuir a contar aquella época haciendo visibles a las personas que la protagonizaron. En este sentido, la exhibición de signos distintivos y banderas de la época, de cualquier clase, no tendrá otra finalidad que la representación histórica, y el uso indebido de los mismos que pueda hacer algún participante será de su exclusiva responsabilidad, si bien la participación en este tipo de eventos implicará asumir la obligación de respetar escrupulosamente las reglas que a este efecto se señalen.

Por último, me pide que recomiende un libro, de esos que se leen de un tirón. El Oficial Polaco, de Alan Furst, editado por Seix Barral en 2007, aunque Furst lo escribió en 1995.

Alan Furst es norteamericano, ha sido profesor en varias universidades y ha ejercido el periodismo. Dice el refugiado en el Tíbet pirenáico que Alan Furst le recuerda a Jopseph Kanon, otro escritor de novelas de espionaje situadas en los años de la Segunda Guerra Mundial. Hace unos meses se estrenó El Buen Alemán, escrita por Kanon, dirigida por William Sodenberg. Según Bombardier, los personajes y la acción nuclear de la novela son violentamente trastocados para adeptarla a una narración cinematográfica. Es decir, que le ha gustado más el libro que la película.
El Oficial Polaco tiene los ingredientes básicos de la novela de espionaje: acción, tensión, credibilidad, fatalismo. Se fija más en los seres humanos que en su calidad moral, y está armada sobre las rutinas (con frecuencia heroicas) de los espías, que tienen más que ver con la estadística que con la épica. Por ejemplo, recogiendo muestras de los trapos desechados por un regimiento de Panzers de la Wehrmacht y haciendo una análisis químico de ellos se puede deducir las intenciones de avance en teritorio ruso o no con anticipación.
Coincido con Bombardier en su preferencia del género de espionaje sobre el negro. Las novelas negras cada vez se basan más en las atrocidades y perversiones de mentes enfermas o en policías descastados, en corrupciones inverosímiles y cosas así. Para mí, y para Bombardier, los tiempos de la novela negra terminaron con la muerte de Dashiell Hammet y de Raymond Chandler.

jueves, 15 de mayo de 2008

El regreso del que se fue a Sevilla



Ya estoy de nuevo en casa, en Burjassot. Subo a la atalaya de mi terraza y reconozco la ciudad de Valencia extendiéndose hasta el mar. En medio de la planicie, la mole gris del monasterio de San Miguel de los Reyes, silueta geométrica y persistente de un siglo en el que las grúas, las antenas y los rascacielos ni siquiera eran un sueño. Por la noche, el rasgo distintivo del horizonte son las luces de las grandes rondas de la ciudad, los focos deslumbrantes de los estadios de fútbol los días de partido. Hacia el norte, me tengo que asomar a un rincón de la atalaya para ver aparecer, detrás de un edificio de viviendas de la acera de enfrente, el lomo de Sagunto, con las ruinas desdentadas de su castillo, que sólo se reconocen con los binoculares.
Todo está igual que cuando me fui a Sevilla, hace tres días. Y sin embargo, hay algo diferente. Percibo algo diferente. ¿Será el efecto melancólico de las nubes de esta primavera que hasta hace una semana era áspera como la piel de un elefante cubierto de barro seco, tras la euforia climática sevillana? Grisura donde suele resplandecer la luz. Atmósfera de lo inusual, de lo distinto. Algo ha cambiado, algo casi imperceptible, algo que una persona atareada, dirigente y diligente, no puede discernir porque los matices no merecen su atención selectiva.
Esta mañana, en Sevilla, en una callejuela vecina a la plaza de Santa Cruz, hemos entrado en una diminuta librería de viejo. No podría albergar una tertulia de más de cinco personas, pero está repleta de libros, en estanterías, en montones. La regenta una inglesa o una norteamericana de edad. Por treinta y tres euros, hemos comprado cinco libros. Uno policíaco, dos de teatro, otro de filosofía práctica y una novela de un autor desconocido, que mi mano encontró en la base de una columna tambaleante, y extraje con gran trabajo. “¿Qué tal es?”, pregunto a la vendedora. “La he cogido por intuición. Pero la intuición me ha engañado varias veces en cosa de libros.” “Esta vez ha acertado. La novela es buena. La leí hace años y no me acuerdo ni de qué trata, pero sé que me gustó.”
Y heme aquí de vuelta de Sevilla con mis sobados libros nuevos y la sensación de haber regresado a un lugar modificado. ¿Me habré equivocado de dimensión? ¿Habrá recorrido el aeroplano algo más que distancia y tiempo, y me habrá situado en un mundo paralelo casi exactamente igual al que abandoné el martes?
¿O habré cambiado yo mismo?
Pero, ¿por qué? ¿Cómo?
¡Ojala viniera Bombardier de pronto! Hablaría con él de todo esto, y empezaría a vislumbrar una explicación. Racional o irracional. Física o sobrenatural. Material o idealista.
Bombardier es un tipo raro. Se presenta en mi casa sin avisar. A veces, me llama por teléfono. Pero yo no puedo localizarle. No sé dónde vive. No tengo un número de teléfono móvil o fijo donde hallarle. Sé que suena inverosímil. Dos seres humanos se profesan una sincera amistad, carecen de secretos el uno para el otro, pero uno de ellos jamás ha proporcionado al otro ni su dirección ni ningún otro dato que no sea el de que es un ejecutivo medio alto del sistema de Correos. Viaja. Aparece. Desaparece.
Quizá la próxima vez que se descuelgue por aquí me atreva a preguntarle, me enfrente al tabú. Aunque, no sé. ¿Qué sentido tiene romper tabúes? ¿Con qué los sustituiremos, con otro tabú todavía más oscuro, con una mentira, con un mito?
También esta mañana en Sevilla, nos hemos asomado a la iglesia de Santa María la Blanca cuando un sacerdote tan achacoso que apenas se sostenía de pie, celebraba la Misa. El ámbito era un prodigio. Una pequeña iglesia de tres navecillas, de un barroco apabullante, con cuadros religiosos de gran valor artístico (e imagino que moral), una cúpula con unos altorrelieves tan retorcidos que resulta imposible limpiarlos, y sin embargo no estaban completamente sucios de siglos. Y encima del cura, al fondo de un iluminado camarín, la imagen de la Inmaculada vestida de seda blanca recién estrenada.
El cura ha iniciado la Misa disponiendo a las dos docenas de fieles (sin contarnos mi a mi mujer ni a mí) a recibir al Señor. Reconozcamos nuestros pecados y supliquemos el perdón y la gracia de Dios, ha venido a decir. Y ha seguido la vieja salmodia que resonaba en mis neuronas infantiles: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa…”
De pronto he imaginado que la cúpula grutesca se derrumbaba, y de entre el polvo de los cascotes emergía un ser indefinido, medio sobrenatural, medio animalesco, medio humano, se cruzaba de brazos o de patas, y decía con voz calmosa y convincente: “No perdáis el tiempo. Estáis dirigiéndoos a un mito. Romped el tabú. Salid a las calles de este barrio milenario y sentíos libres.”
¡Qué dolor tan terrible para aquellas personas! ¡Qué soponcio para el anciano cura!
Desentrañar un tabú. Bien. Pero, ¿sabremos cómo vivir sin él? La época de la razón nos ha dado muchos disgustos.
Y sin embargo, los filósofos y los teólogos de todos los tiempos han coincidido en que no tenemos otro medio para conocernos y conocer el mundo. La razón. La intuición. La reflexión. El esfuerzo. La confianza. La negación. La dialéctica.
¡Ojala apareciera Bombardier! Estas especulaciones son su gran campo de juego.

miércoles, 14 de mayo de 2008

La ineluctable restauración de la armonía

Me encuentro en Sevilla, acompañando a mi mujer, que interviene en un seminario de la Universidad. No he llegado aquí como turista. No he venido a realizar ningún negocio personal o social. Paseo por las calles de esta ciudad atestadas de turistas sin la menor obligación, sin el más mínimo compromiso, ocioso y contento de estarlo.
Estas circunstancias son excepcionales. Es como si me hubieran cogido con pinzas de mi casa en Burjassot y me hubieran transportado (de hecho hemos llegado volando) mágicamente a Sevilla y me hubieran soltado a la entrada de la antigua Fábrica de Tabacos, hoy Universidad. Jardines con jarandás en flor y el suelo tapizado de pétalos morados, palmeras, la Giralda asomándose por encima de los tejados, un tranvía entrometido rodando por la avenida de la Constitución, por delante de la catedral, como si quisiera chulearla. Edificios centenarios mirando impertérritos el curso del vehículo aerodinámico. Las terrazas salpicadas de turistas. Sevillanos atareados de aquí para allá. Coches de caballos. La Torre del Oro mirándose en las aguas de lo que antes fue río Guadalquivir y hoy es un canal. En el autobús de Mairena a Sevilla, ciudadanos que charlan, señoras que se cuentan cosas con un gracejo que sólo se siente en Sevilla, emigrantes hispanoamericanos camino de su trabajo. Las obras de la línea 1 del Metro en la Avenida Blas Infante...
Yo puedo observar todo esto con un desapasionamiento total, con una calma absoluta. Resbalo sobre esta superficie erizada de cabezas, de antenas, de carteles de tiendas, de anuncios, de balcones, de iglesias, y en lugar de atascarme, danzo sobre ella con la habilidad de un maestro. Mi mente no está ocupada en ninguna preocupación. Miro con complacencia todo lo que veo. Absorbo toda la energía que emite una ciudad, su tráfago, sus ciudadanos en movimiento. Siento el mundo como un organismo equilibrado, comprendo íntimamente que más allá de los problemas de los individuos, personales y sociales, más allá de los intereses, de las obligaciones, de las ambiciones, de las frustraciones (o más acá, depende de cómo se mire) existe una armonía inexplicable que hace que todo funcione, que nada se atasque, que las mezquindades, las trapacerías, las angustias, los crímenes pequeños y grandes, queden absorbidos por la visión globalizadora que proporciona la armonía interior, el distanciamiento del que observa.
Y sin embargo, esta madrugada se ha cometido una atrocidad horrenda una vez más.
En este blog hay constancia de mi virulenta reacción ante la última. No he querido que hoy me sucediera lo mismo.
ETA seguirá matando. Puede que en las Vascongadas y el Cataluña lleguen a un grado de desestabilización que incida en la vida íntima de los ciudadanos inocentes y ajenos a esos tejemanejes. Puede que esa sensación se consiga extender a toda España, que nos veamos en peligro de desintegración una vez más. No lo sé. Ójala no llegue ese instante.
Pero hasta en las condiciones sociales más hirvientes, hasta en las revueltas más salvajes, la naturaleza humana acaba predominando, y en lugar de la destrucción buscada tozudamente por individuos desequilibrados, regresa el orden, la armonía, se vuelve a instalar la rutina orgánica de la vida social, en la que cada cual atiende su negocio, la vesania de los monstruos se desintegra, barrida suavemente por el aplastante instinto de sobrevivencia de la mayoría.
A pesar de todo, yo quiero que los monstruos pasen a la historia, que su nombre quede grabado e las piedras, que no los olvidemos. Que los asesinos sean siempre recordados como lo que fueron. ASESINOS. Héroes de mierda.

sábado, 10 de mayo de 2008

Cien personas se reunen para festejar el medio siglo de un amigo

Una noticia de como esta, del género positivo, no se encontrará fácilmente en un diario impreso. En los informativos de televisión o de radio también sería rara, salvo que estuviera protagonizada por un abuelito (en ese caso sería un siglo) o por una celebridad eclipsada que adquirió fama en su juventud por alguna razón escandalosa.
Las celebraciones, los cumpleaños sólo interesan a la prensa del corazón, a los programas de discos dedicados, y a las secciones de crónicas de sociedad pagadas de algunos diarios, bodas, comuniones, anuncios de compromiso matrimonial, y eventos de este género positivo.
Al contrario de lo que podría pensarse, estas secciones tienen muchos seguidores (audiencia) , sobre todo en la prensa local. O al menos la han tenido. Yo recuerdo la sorpresa que me causó la primera vez que salí a Francia y ví un diario de Burdeos con un par de páginas llenas de fotografías de niñas y niños vestidos de marineritos, de parejas casaderas, de familias entorno al hogar y retratos por el estilo. En la prensa española eso era una rareza. La cara bonita de la vida ciudadana.
Tal y como está hoy el mundo, este género positivo es casi una provocación. El mundo es una porquería, y no porque lo diga el tango, sino porque la televisión vierte en nuestras salas de estar porquería a todas horas, los diarios impresos están empapados de sangre, de corruptelas, de atrocidades, y determinaods programas de radio son enérgicas soflamas.
¿Y cómo logramos llevar una vida corriente, más o menos ordenada, cómo crecen nuestros hijos, cómo sobrevivimos en este panorama que se parece más al Beirut de estos días o a la Birmania arrasada por los ciclones que a una sociedad donde la mayoría casi total de las personas viven sin matarse?
Pues gracias a seres como Agustín Abarca y su mujer Mariángeles Rivas.
Los (para mí misteriosos y loables) visitantes de esta bitácora que me conozcan y conozcan a mis amigos saben de sobra quienes son Agustín Abarca y su Mujer Mariángeles Rivas.
Pero como puede que haya alguno de estos visitantes que no tenga ni idea de su existencia, me van a permitir unas líneas de crónica social.
Si existe la convencionalidad, es decir, si pudiera adquirir cuerpo, Agustín y Mariángeles darían la impresión de ser el matrimonio convencional por excelencia, con dos hijas sanas y radiantes, Irene y Clara, y una abuela, Maruja, que cada dos días debe acudir a hemodiálisis. Viven en un piso del barrio marítimo de Valencia, ambos trabajan (de lo lindo) en un despacho de gestión de empresas. Tienen un coche. Hacen vacaciones. Consumen quizá la media exacta de lo que atribuyen las estadísicas a una familia media... Son la familia media.


Pero cuando entras en ellos, en su casa, en sus vidas, empiezas a enredarte en una maraña de virtudes excepcionales. Y te dejas enmarañar muy a gusto, porque el afecto ilimitado e incondicional, la predisposición a servirte y atenderte son constantes en ellos.
¿Son una familia sin problemas íntimos, algo así como la familia Trap, capaz de superar las circunstancias más adversas?
Imagino que no. Agustín y Mariángeles protegen su intimidad de un modo tan firme como inapreciable. Quizá sea ese el secreto de su ¿éxito? No. ¿De su supervivencia matrimonial? No. De su convivencia.
Pero sea cual sea la intimidad más íntima de estos dos amigos míos, su externidad es lo que les hace excepcionales.
¿Cuántas personas podrían reunir a un centenar de amigos, amigos de verdad, en un cumpleaños?
Los que anoche acudimos al salón de actos de la Iglesia de Vera al convite del medio siglo de Agustín, no teníamos el más mínimo compromiso con él y con Mariángeles. Nada material nos llevaba allí, es más, lo material lo llevaba cada uno bajo el brazo, (en Valencia se llama cenar de sobaquillo a llevar cada uno un bocata). Aunque la verdad es que había aperitivo y bebida a discreción, regalada por el (los) homenajeados. No hubo discursos. No hubo corrillos de intereses. Sólo hubo afecto, limpio y a raudales, reunión de individuos que llevávamos casi décadas sin vernos, todos de la órbita de Agustín y Mariángeles. Hubo canciones, hubo "que se besen", y hubo una proyección de fotografías de la vida de Agustín y luego de la pareja, realizada con un gusto y una sensibilidad fuera de lo común por una de las amigas.
Y hubo champán, y tarta, y todo lo que hay en las Nocheviejas. Porque la noche de ayer no es de las que se prodigan en el año, ni en varios años.

viernes, 9 de mayo de 2008

UNA ALUCINACIÓN JOCOSA

A continuación copio un texto que Bombardier me ha enviado por e-mail desde Madrid, donde se encuentra desde hace varios días por asuntos de trabajo. Él asegura que está basado en hechos reales, una conversación que él escuchó en una cafetería de ese vestíbulo selvático que hay en la estación de Atocha.
Sin embargo, la historia o el cuento (porque yo creo que es un cuento en todos los sentidos del término) está narrado en primera persona, algo imposible para Bombardier, a no ser que, una, se lo haya inventado o, dos, lo haya protagonizado él mismo, y quiera salvaguardar la buena fama de su equilibrio mental. Además, que yo sepa, no ha habido ninguna huelga de Renfe, por lo que me inclino por la hipótesis uno.
En fin

Pere el Cerimoniós

Las cafeterías del invernadero vaporoso de la estación de Atocha estaban a reventar por la huelga de RENFE. Todas las mesas estaban ocupadas. Desde una de ellas, miraba distraídamente el telón de palmeras y bambúes de la falsa jungla, esperando la llamada para mi AVE a Sevilla, cuando escuché una voz masculina con señalado acento catalán, solicitando permiso para compartir la mesa y, acto seguido, presentándose.
- Soy profesor de Historia en un instituto de Badalona. Doctor por la Universitat de València. Autor de varios libros de texto y numerosos ensayos pedagógicos. Tengo mi propia página en la Red.
Lo tomé como una de esas divagaciones retóricas que los magos emplean para distraer la atención. Porque al levantar la vista le había reconocido de inmediato: era Pere el Cerimoniós, un ilusionista de trucos rutinarios que había visto actuar semanas atrás. No me cupo duda. Era él. Sus ademanes, su pedantería, su aura de mediocridad. Tomó asiento y pidió un café con leche.
- ¿Va usted a Barcelona? - , me preguntó.
En su voz había un eco trágico.
- No. A Sevilla.
- ¿Es usted sevillano?
- Tengo clientes por toda la península. Soy de Sitges.
- ¿Es usted catalán? - , preguntó espantado.
Instintivamente me puse a la defensiva. Los catalanes desconfiamos de nuestros paisanos, pero solemos disimularlo.
- Sí.
- No se le nota.
Sus ojos se encogieron. Su expresión de pánico se transformó en mueca ridícula. Si era Pere el Cerimoniós, y no un chiflado muy parecido a él, interpretaba su juego de distracción con pericia soberbia, muy superior a su tosquedad en el escenario.
- Déu ni do –, le dije en catalán, para ver su reacción -. Dissimular la realitat és bàsic en els negocis. I més encara si allò que es dissimula és l’accent.
Su respuesta me desconcertó. Se empeñaba en hablarme en castellano. Y lo hacía en un tono complaciente, como si oponerse a mí constituyera un peligro.
- Desde luego. Desde luego… - ¿Viene de Barcelona?
- Llevo una semana en Madrid. ¿No habrá desaparecido el Tibidabo, oi?
- Me gustaría hablarle de algo…, en fin… que puede sonarle raro… ¿Me permite?
- Naturalmente. Pero antes dígame. ¿Conoce a Pere el Cerimoniós?
Esperaba ver caer su máscara. Pero su respuesta me confundió todavía más.
- Claro que sí. En su reinado se constituyó la primera Generalitat o Diputació General. Tuvo dos hijos. Uno se mató en una cacería. El otro se metió a monje. Y en el reino de Aragón entró un Trastámara castellano. Fue el principio del fin de Cataluña… Pero al parecer, todo es una leyenda –, concluyó abatido.
- No me refería a ese Pere el Cerimoniós, sino a otro que tiene que ver con la magia. En Historia, soy un analfabeto. Ahora, si es de asuntos comerciales…
- ¡Magia! Usted sabe algo-, gimió -¿Qué está pasando?
- Nada. ¿Qué quiere decir? - Miré a mi alrededor, alarmado.
- Discúlpeme… Estoy un poco nervioso... Pero tengo que contarle lo que me ocurrió anteayer, en la biblioteca de Cataluña. Consultando unos viejos papelotes, me entró una modorra insoportable. Al despertarme estaban a punto de cerrar.
Al salir empezaron a sucederse una serie de alteraciones inquietantes. Los carteles del Metro estaban escritos en castellano, y algunos en catalán. Al llegar a mi casa de la calle Bailén descubrí que el monumento a Rafael Casanovas había desaparecido. Ya en el piso, puse la tele, y por más que lo intenté, no pude sintonizar TV3. Me quedé dormido en el sofá, hipnotizado por un programa basura de Telecinco. Al despertarme por la mañana, tampoco pude sintonizar Catalunya Ràdio. La quinta, última y devastadora alteración la protagonicé yo mismo en el instituto. La lección del día era: Conflictos medievales del siglo XI en la Cataluña Condal. ¿Los conoce usted?
- No tengo ni idea - , admití.
- Se lo resumiré. Los nobles se enfrentan con Ermesenda, que gobierna durante la infancia de su nieto, Ramón Berenguer. Desean imponer su criterio feudal, frente a la autoridad y los pactos reales con menestrales y moros, de quienes cobran suculentas parias. Esta rivalidad dura casi un siglo, hasta que Ramón Berenguer IV se casa con la heredera de Aragón, doña Petronila. El hijo de ambos, Alfonso el Casto consolida la potencia catalanoaragonesa frente a Castilla y León. Hasta llegar a Jaime el Conquistador, que empuja a los musulmanes hacia el sur y los echa de Valencia y las Baleares. Le suena, ¿verdad?
- Ya le digo que soy un desastre en Historia. Ni siquiera leo novelas. Mi tiempo libre lo dedico a bailar sardanas. Es mi pasión. Siento decepcionarle.
- Es igual
Me irritó su indiferencia hacia mi falta de cultura.
- El caso es que, a medida que iba explicando la lección, los chavales abrían los ojos más y más. Si no llego a parar, se les salen de las órbitas. Entonces voy y les pregunto desconcertado, “Si teniu algún dubte, per favor, pregunteu”. Siguió un silencio ominoso. ¿Qué estaba pasando? Al final de la jornada, se me acercó el director del instituto, y me invitó a tomar una cañita. Me lo dijo en castellano, “una cañita”. Era asombroso, casi nadie me hablaba en catalán.
“¿Qué has explicado a los chicos esta mañana en clase?”, me preguntó. Yo, mosqueado, le resumí, al igual que ahora hago con usted, la lección. “¿Te encuentras bien?”, me dijo, en el tono que se emplea para los que tienen flojo un tornillo. “Perfectamente.” “Pues no entiendo por qué estás falsificando la Historia.” “¿Falsificando la historia?”, salto, a punto de estallar. El tío me lleva a la biblioteca y me entrega un montón de libros, incluidos los de mi asignatura. ¿Sabe usted lo que pasó en el siglo XI en el Mediterráneo, según esos textos?
Negué con la cabeza.
- Pues que Fernando I de Castilla, León y Navarra, conquistó Valencia y se la entregó a su hijo Sancho que, con ayuda del Cid…
- Ese sí me suena - , le interrumpí. Ni siquiera me escuchó.
- Con la ayuda de Rodrigo Díaz de Vivar establecieron caballeros y pobladores castellanos en Valencia, y se expandieron hasta Vinaroz por el norte, y hasta Almería por el sur. Aragón llegó hasta la desembocadura del Ebro y se unió a Castilla. Mientras que los condados catalanes se mantuvieron independientes y al margen de todo…
- Prudentemente - , volví a interrumpirle sin el menor efecto.
- Lérida y Tarragona conquistadas por aragoneses… ¿Ha oído mayor estupidez? Lérida, la tierra del catalán occidental, del que procede el valenciano… Yo soy valenciano. Mi lengua materna es el catalán.
- Això sí que no ho puc creure -, salté irritado, mirando sus manos revolotear ante mi cara. El truco parecía no llegar nunca. – A València mai s’ha parlat el català.
- ¡Y me lo dice usted! ¡Un nativo de Sitges!
- Ni en Valencia ni en Tarragona ni el Lérida. Son territorios castellano parlantes de toda la vida. Con el Cid, sin el Cid, con Jaime el Conquistador, con Pere el Cerimoniós o sin ellos. De Historia estoy pelado, pero las evidencias son las evidencias.
- Pero, señor mío, ¡Fernando I de León cogió unas fiebres tifoideas en la Albufera de Valencia y regresó a León donde murió! ¡El Cid tomó Valencia más tarde, sí, pero los cristianos volvieron a perderla a su muerte!
- No se altere, por favor. ¿Me va a hacer el truco o no?
- ¿Qué truco? Yo no soy ningún ilusionista. He vuelto a la Biblioteca Nacional de Cataluña, y los mismos libros que hace dos días decían una cosa, ayer decían la contraria. Me he venido a Madrid a consultar los archivos castellanos, y reiteran esa fabulosa impostura. Cataluña no llega ni al Ebro. En Valencia se habla castellano con un curioso acento mozárabe, igual que en Mallorca. Fernando el Católico de Aragón casó a una hija suya con el Conde de Barcelona, y desde entonces Cataluña forma parte de España. ¡No puedo admitir que las cosas ocurrieran así! ¡Anteayer no era así! ¡Nunca ha sido así! ¡Impostura! ¡Manipulación!
De un salto, corrió hacia la falsa selva y se perdió entre los bananos y el cañaveral, gritando como un poseso.
Entonces solté la carcajada que había estado aguantando durante los últimos minutos.
Pero al serenarme, me quedé pensativo.
Algo no casaba.
¿Cómo era posible que el ilusionista y al parecer profesor de instituto Pere el Cerimoniós hubiera ratificado aquel delirio suyo en la Biblioteca Nacional de Cataluña y también en la Nacional de Madrid?
Ignoro quién fue Fernando I. Pero lo primero que haré al volver a casa será asegurarme de que en Lérida y en Tarragona se sigue hablando catalán.
Mira que si el tipo no ha soñado nada, y todo ha cambiado sin que nadie, salvo él y yo, nos hayamos enterado…


jueves, 8 de mayo de 2008

Rectificación a mí mismo

En la entrada de ayer sobre "Los Acontecimentos del 68" hice una referencia denigratoria a un suplemento dominical de ABC (27 de abril) que dedicaba varios artículos a aquello. Cometí una osadía frecuente entre periodistas (causa de nuestra mala fama) que fue no tener ante mis ojos el elemento que estaba criticando.
Luego de colgada la entrada, lo busqué, y al releerlo me di cuenta de la injusticia que había cometido. Salvo un largo artículo firmado por un escritor (tenía que ser escritor), que es un rollete prescindible, todo lo demás es interesante. Empieza con un texto de Juan Pedro Quiñonero, muy documentado y ponderado. Luego hay tres cortos artícuos dedicados al 68 estadounidense, al checo, y a Méjico, donde se produjo la matanza de la plaza de Tlatelolco, también de estudiantes. Nos saltamos el del escritor y nos encontramos con una sugestiva entrevista con Agustín García Calvo. Sigue una referencia a la atribución al Mayo 68 de la supuesta decadencia moral de occidente, eje de la campaña de Sarkozi, y la réplica que le hizo el venerable pero juvenil Cohn Bendit. Una doble página con una recreación fotográfica de las pinturas en los muros y una pequeña cronología de los Acontecimentos . Un artículo sobre el 68 gallego, donde su autor asegura que los que hoy mandan en aquellos pagos célticos proceden del 68 internacional. Unas crónicas de la época firmadas por el corresponsal de ABC, José Julio Perlado, donde se habla de "jornadas de violencia", que vistas en perspectiva son una confirmación de la mala opinión de García Calvo sobre los "Medios de Formación". Y un artículo de Valentí Puig que debió ser el que se me quedó en la memoria, porque lo que se saca en limpio después de leerlo es que Mayo del 68 fue una "fiesta para niños mimados" y una educación sentimental para privilegiados. Ambas cosas no son ciertas, o al menos no las veo yo así.
Yo visité París en julio de 1968. Tenía familia en una de las banlieu o ciudades del extrarradio. Apenas hablaba francés y muy poco inglés, y me entendía muy mal con los jóvenes de la época, pero la sensación que obtuve de aquel viaje en autostop por Europa fue que vivía en un mundo amable, solícito, casi generoso. Tanto por parte de los jóvenes como de los adultos conservadores. Mis tíos se empeñaron en pagarme el viaje de París a Bruselas en tren, porque temían que me pasara algo. El resto del recorrido lo hice en autostop con escasos incidentes.
Hasta la mili, hice varios viajes en autostop por Europa y por España, casi todos en compañía de amigos o de mi hermano. Yo pensaba que aquella posibilidad no cambiaría, que era yo el que , con la edad y mi establecimento en la sociedad me iba haciendo perezoso o comodón. Pero lo cierto es que hoy no se puede hacer austop, nadie sensato lo hace, sólo se ven por las carreteras secundarias a algunos desarraigados. Eso es uno de los fracasos del 68, y no porque los privilegiados que se educaron sentimentalmente en él se equivocaran de doctrina, sino porque no hemos sabido (o nonos hemos atrevido a) aplicarla. Porque el Dinero, según García Calvo, el Sistema o el Capitalismo, da igual el nombre, han sustituído inteligentemente aquel entramado obsoleto que dinamitaron los estudiantes del mundo entero en 1968, y nos tiene a todos envenenados con el mercado pletórico, el consumo. Las prácticas de cooperación, de altruismo, de lucha por la paz, de oposición a la violencia militarista, han sido secuestradas por políticos profesionales, por demagogos estilo Zapatero, que sólo engañan a los jóvenes que todavía no se han enterado de lo que vivieron sus padres o sus abuelos (también se implicaron adultos en el 68).
Acabo con una referencia a El Espíritu del Mayo del 68, un artículo publicado en ABC también el 27 de abril, firmado por Guy Sorman. De todos los mencionados es el más nítido, el más optimista. Mayo del 68 acabó con un sistema donde la jerarquía y el orden eran indiscutibles, y abrió una nueva época, viene a decir. Una nueva época que está necesitando como agua de mayo, otro Mayo semejante, que ajuste la medida de la globalización a las dimensiones de los seres humanos y no de las multinacionales.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Los fabulosos 60

40 años es sólo una fecha redonda, pero según nuestra tradición carece del significado que tienen los 25 ó los 50 ó los 100, el siglo.
Mucho tiempo tiene que pasar para que entendamos lo que hacemos o han hecho otros contemporáneos. Tanto, que es posible que nos coja en el otro mundo.
Este mes de mayo los medios nos dan la matraca con el cuarenta aniversario del Mayo Francés. Hace unas semanas, ABC le dedicó un suplemento especial en el que casi unánimemente lo desacreditaba o minimizaba. Fuera del suplemento, Jon Juaristi escribía un artículo en el que venía a decir que en España no nos enteramos de lo que era aquello, o que lo malinterpretamos. Sin tener yo los conocimientos del respetable Juaristi, me atrevo a matizarle. Yo creo que el Mayo del 68 ha sido malinterpretado por todos, empezando por los que lo protagonizaron. Porque el Mayo Francés fue mucho más que tres semanas de algaradas estudiantiles, fue la cristalización de todo un movimento de cambio, una marea de fondo entre los jóvenes más despabilados de occidente, los estudiantes, un movimiento que llevaba años larvándose en Alemania, en los Estados Unidos, en Italia, e incluso en España, donde las algaradas contra los grises en las universidades no eran sólo una manifestación de libertad contra el franquismo opresor, sino básicamente una erupción simultánea más de aquella década que cambió el mundo.
La llamada contracultura, por ejemplo, proporcionó un entrenamiento no deliberado a nuevas formas de experiencia. En los años 60 cristalizó toda una manera de ver el mundo, hoy irrecuperable, aunque algunos sintamos nostalgia de nuestra niñez, antes de la transformación, del mismo modo que uno cree que la vida en una isla del Pacífico hace trescientos años debía ser pardisíaca. Pero esos cambios han sido adoptados por el mercado, y ahora nos parece que no tuvieron efectos reales, que no cambiaron más que hábitos de consumo, la fragmentación de la sociedad ansiosa por satisfacer sus deseos enajenados por la publicidad y por el Sistema. Pero es porque esos cambios profundos están sucediendo ahora mismo ante nuestras narices, y no los vemos.
He recibido el último número de ARTFORUM, revista a la que estoy suscrito. Viene dedicado al 68. Es fascinante. He realizado algunos resúmenes de los artículos que he leído hasta ahora, porque me parecen muy útiles para quienes estén interesados en el tema y no tengan acceso a la revista en una biblioteca o no lean Inglés. Algunos de los artículos que resumo están accesibles a través de la red, en la página de ARTFORUM. Otros no, como una entrevista con Toni Negri, un ensayo sobre radicalismo y educación en Alemania, otro sobre el grupo Zanzíbar y algunos más. Como no me voy a perder ni uno, prometo colgar más resúmenes. De momento van estos de debajo.
Artforum
Mayo 2008

Lessons of 68 Tim Griffin
Es el director de la revista. Copio un significativo párrafo del editorial.
A lo largo de estas páginas, los ensayistas subrayan repetidamente las maneras en las cuales los modelos creativos y los conceptos que impulsaron el 68 – desde el pensamiento flexible y estructuralista que subyace a la crítica institucional (Buchloh) a los esfuerzos pedagógicos que presentan alternativas viables a la burocratización social (Holert); desde los principios de la autonomía individual apoyados en el esteticismo (Atkinson) a las ideas aplicadas de la diferencia (Gillick) – constituyen hoy el entramado del amplio bastidor del comercio y de la industria.

Before the Revolution Arthur C. Danto
Rememora su participación en la huelga de los estudiantes de la Universidad de Columbia de NY. Empezó el 23 de abril, y fue la ocupación de varios edificios universitarios. La intervención de la policía, reclamada por el presidente de la institución (que luego dimitiría por su torpeza) fue el detonante de una acción que los estudiantes creían revolucionaria, y que al propio Danto le pareció que iba por ese camino, mientras se mantuvo dentro de la universidad. Pero en cuanto salió, se dio cuenta de que el resto de NY mostraba una indiferencia total, incluso los negros de Harlem, que según algunos rumores, estaban dispuestos a asaltar la universidad y a prenderla fuego. Ni siquiera una manifestación contra la guerra del Vietnam convocada en Central Park el sábado 27 de abril se convirtió en una muestra de apoyo a los “revolucionarios” de la universidad.
Tengo una especie de teoría . Cuando se aproximan grandes cambios sociales, algo sucede antes en el arte. Piénsese en el Romanticismo y la Revolución Francesa, en la vanguardia rusa de los años 1905 a 1915 y el eslogan de Alexander Rodchenko “Arte es vida”.
Sostiene Danto que los estudiantes de Columbia deseaban participar en las decisiones que les afectaban, y romper las barreras que les confinaban a ese territorio definido por Kant como “atemporal”.
También dice que eran poco revolucionarios en cuestiones de arte, porque abuchearon a Velvet Underground cuando fueron a hacerles una visita e ignoraron una exposición que Warhol parece que preparó para ellos titulada Blow Job. Pero había un espíritu de traspasar límites. (Aunque a continuación afirme que hay límites que no deben de ser sobrepasados, en referencia a la actividad de la administración Bush de borrar los límites morales.)

May ’69 Chris Kraus on Suck
En la recensión de este artículo (y en la siguiente) me he permitido introducir comentarios. Quien desee leerlo en su versión original en inglés, puede acudir a la página Web de ArtForum indicada aquí.
Lo que Mayo del 68 vino a demostrar es que se podía vivir de una forma diferente a la establecida.
La liberación sexual fue una manera de alterar el orden social, o de organizar la dinámica del poder situada en el corazón de la familia nuclear, y de forjar nuevas formas de alianza.
Suck, the First European Sex Paper apareció en Londres en 1969, pero se trasladó a Amsterdam para evadir las leyes sobre obscenidad y la censura británica. Suck celebraba el amor libre de los hippies y el sexo gay y lésbico como forma de sexualidad no privatizadas, una manera de llevar a la gente más allá de los confines del yo, a nuevos y compartidos territorios de placer y amistad.
Uno de sus fundadores, Heathcote Williams aseguró después que “Suck fue un despliegue de Schtupping [folleteo] revolucionario. No puedes follar con todo el mundo, pero al menos puedes intentarlo.”
Los editores de Suck hacían lo posible por crear noticias, eventos relativos a la comunidad underground. (Esto me hace pensar en la cantidad de dinero y esfuerzos que se dedican a crear noticias para luego administrarlas en los programas televisivos y en la prensa del corazón y del espectáculo en general.) Estaban influenciados por Fluxus y el Situacionismo. (A quienes no les resulten familiares estos términos o movimientos, como a mí me ha pasado, aconsejo buscar la explicación en Wikipedia, y/o Archivo Situacionista Hispano, y/o Mario Perniola, Los situacionistas. Historia crítica de la última vanguardia del siglo XX, Acuarela Libros, Madrid, 2008.) Kraus asegura que el impacto de Suck y de otras revistas de parecida naturaleza que proliferaron en aquel tiempo fue enorme. “La intervención cultural era barata – pero en otro sentido, también muy costosa, porque requería una tremenda dedicación de tiempo y energía personal.”
Kraus destaca que Suck estaba por encima de esa reducción de la sexualidad al territorio de las confesiones y del psicoanálisis. Por ejemplo Germaine Greer, una de sus activistas y redactoras decía que estaba harta de que la trataran de un modo diferente a como se trataría a una chica cualquiera sin sus credenciales de intelectual, y que condenaba la monogamia no por la variedad que proporciona la promiscuidad, sino para liberar a las mujeres de los celos sexuales y de la noción de que el cuerpo femenino es un capital valioso pero rápidamente devaluable y en disminución.
Mientras en nuestra época lo personal se ha degradado tanto, debido a sus connotaciones confesionales y terapéuticas, que numerosos artistas eligen esconderse tras el anonimato [no lo veo yo tan claro, pero bueno], los autores de Suck contemplaban manifestarse ellos mismos no como un narcisismo personal, sino como un medio de escapar de los límites del yo. Liberar la sexualidad era un intercambio de información. “Confrontación”, escribe Greer en Wet Dreams, “es consciencia política”.
Explica Klaus para terminar la experiencia de FHAR, el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, creado en París en abril de 1971. Este grupo atrajo la atención de Gilles Deleuze y de Felix Guattari, que acababan de publicar El Anti-Edipo: capitalismo y esquizofrenia, un texto que compendia los sentimientos y pensamientos de los situacionistas y movimientos afines pero menos famosos. Guattari anticipó la tendencia de los grupos proderechos gay de “normalizar” la homosexualidad replicando valores familiares de la familia heterosexual.
(Algo que ratifica la trampa de la legislación zapateril , al equiparar la convivencia de homosexuales al matrimonio, con la justificación de que atendía a una demanda muy sentida y dolorosa. Desde la perspectiva de los movimientos de liberación homosexual herederos del mayo francés, se ve que el matrimonio homosexual, además de ser una incongruencia, es un acto de sabotaje y contrarrevolucionario, una maniobra del Sistema para seducir el voto de un montón de personas que se creen atendidas por un golpe de pluma parlamentario, dicho sin ninguna segunda intención.)
Es el caso que Guattari, que dirigía el Centro de Estudios, Investigaciones y Formación Institucional, una reserva intelectual del Sistema, se atrevió a colaborar con el FHAR y publicó un grueso volumen de su revista Recherches, dedicada al tema de “Tres mil millones de perversos: Gran Enciclopedia de la Homosexualidad”, en la que colaboraron un selecto grupo de intelectuales. Como se temían lo peor (lo que pasó, que la justicia francesa secuestró el número, lo destruyó, y encausó a Guattari), nadie firmó los artículos, salvo el responsable.
(Aquellos que atribuyen a la estrechez mental del franquismo la persecución de toda manifestación de libertad, tienen en este hecho un aprueba de que la liberal Francia hacía lo propio. De modo que o Franco no era tan malo - y ya lo creo que hizo barbaridades-, o se le están atribuyendo responsabilidades que no eran suyas, de su régimen en España, sino de una forma universal de ver el mundo, que desde 1968 cambió radicalmente, aunque poco a poco y por consenso, como la Transición política española. Así que no somos tan diferentes como la Internacional Progre quiere hacernos ver.)


Special Effects, entrevista de Michelle Kuo con Michael Callahan sobre USCO
USCO (Company of US), Compañía de Nosotros, doble sentido al coincidir con US, United States. La constituyeron un poeta e ictiólogo Gerd Stern, el pintor Stephen Durkee y el ingeniero electrónico Michael Callahan. Fue en 1964.
Se instalaron en una iglesia abandonada de la población de Garneville, en el estado de Nueva York, y empezaron a experimentar la mezcla de efectos sonoros y visuales que los medios electrónicos de aquella época ponían a su alcance. Callahan dice que su inspirador teórico era el filósofo Marshall McLuhan, que les animaba poner en práctica sus teorizaciones sobre la sociedad de la información y todas esas cosas. Uno de los resultados de su trabajo fue The World, en 1966, un hangar abandonado en una zona industrial que en cierta forma fue la primera discoteca de la historia, porque se proyectaban imágenes, se combinaban sonidos y se utilizaba una tecnología de las consideradas punta, aunque estaba conseguida con desechos de la IBM y aparatos inventados por los experimentadores.
Como es obvio en The World no se reunía la gente a bailar y a ligar, a colocarse un chute o a fumarse un canuto, aunque es posible que aprovecharan las circunstancias, sino para asistir a una experiencia en la que se anticipaba la psicodelia, y se podía uno aturdir, escapar del mundo rígido en el que vivían. Aunque esto último dice Callaham que resultó un problema, una sobrecarga sensorial.
En los 60 podías sobrecargar a la gente sólo con cuatro proyectores de diapositivas, dos proyectores de cine, una pareja de grabadoras de sonido, todo funcionando a la vez. Era demasiado… La gente se quejaba de que era demasiado. Estaban acostumbrados a lo lineal, a la narrativa literaria. Y además estaba el problema de la clasificación, estaban intentando acostumbrarse a eso y además tenían que encontrarle un sentido.
(Es interesante saber cómo empezó toda esa locura discotequera que hoy retumba en cientos de locales, hasta en las aldeas más remotas, con la ayuda de una tecnología “revolucionaria” en sentido puramente técnico y figurado, porque se utiliza para aturdir, y los que van a buscarla lo hacen con el único propósito de enajenarse durante un rato, algo que, bien pensado y medido, no está mal, como lo demuestran las prácticas de todos los pueblos “primitivos”, pero que tal y como se emplea es un instrumento de redireccionar la energía humana hacia un basurero o hacia un abismo, cuando sus inventores lo pensaron como experiencia artística constructiva. )
Lo que realmente me preocupa es la fragmentación actual, cada uno con su canal, escuchando su iPod, enviando sms con su móvil. Probablemente es ingenuo que pensáramos que aquellas formas de conectividad fueran buenas, que podrían conducirnos a la aldea global, a entendernos a través de la comunicación, de la tecnología. Entonces no era posible, pero hablábamos del gran proyecto que acabaría con todos los proyectos. Le llamábamos el Transformador. Habría sido un gigantesco banco de datos en el que cualquiera habría podido entrar. Una especie de Web, aunque la Web ha sobrepasado todo lo que hubiéramos pensado entonces.
Callahan termina sus declaraciones con esta afirmación patética:
Podía ver que las cosas se estaban integrando en los 60 debido a que los medios electrónicos nos permitían compartir experiencias, y siempre asumí que estas convergencias tributarias se reunirían en una sola. Pero lo que sucedió fue que, aunque se cruzaron, cada una siguió por su camino poropio y separado de las demás.

lunes, 5 de mayo de 2008

CALCULANDO RIESGOS

El río Cabriel unos kilómetros después de los rápidos.

Si hay una persona indiferente a los deportes, esa es Bombardier. Y si los deportes son de esos que llaman “de riesgo”, la indiferencia se transforma en aversión. Bombardier opina que nada hay más insensato en la naturaleza humana que provocar a la audacia. Quienes lo hacen o son seres muy primarios (algo así como orangutanes con un destello de conciencia) o individuos temerarios que aparentan deliberadamente ser personas que necesitan de la acción, cuando la realidad es que no pueden vivir sin un orden impuesto por la fuerza, aunque sea la de la naturaleza. Eso, más o menos, dice él.
Yo le rebato, y argumento que no son pocas las personas, en especial los machos humanos, para quienes el peligro es la argamasa de su sociabilidad, que se fundamenta en la disciplina y el acatamiento a la jerarquía.
Son el material de los cuerpos de elite de los ejércitos: guerrilleros, boinas verdes, paracaidistas y todas esas unidades que pasan más tiempo a la intemperie que en los cuarteles. Yo he conocido a más de una persona así, y su “energía de riesgo” se consume al rayar los treinta años. Luego se convierten en ciudadanos ejemplares, que dedican su vida a una causa constructiva, su familia o su empresa; es raro verlos empleados por otras personas. Se diría que la disciplina militar de su vida azarosa ha sacado de su interior un sentido insospechado de la independencia, que se ha ido moldeando gracias al compañerismo del grupo, al acatamiento al mando.
Si no es así, es que se trata de los orangutanes con una pizca de conciencia que dice Bombardier.
Todo esto viene a cuento porque Bombardier ha pasado el fin de semana en un camping de la Venta del Moro practicando deportes de riesgo, dicho con propiedad, observando su práctica en otras personas, algunas de ellas niños de como mucho diez años.
Obviamente el riesgo está calculado y es mínimo, aunque de vez en cuando, el vuelco de una canoa, o un vaivén de un rápido pueden dejar magullado un cuerpo. Pero no suele pasar del susto saludable.
A la mujer de Bombardier no es que le guste el riesgo, pero tiene más desenvoltura para lo imprevisto que su marido, como sabéis un competente funcionario de Correos, servicio que precisa de virtudes como la organización la previsión, la diligencia…
“Las mismas que puedes observar en tipos como Zapa, el gerente de Kalahari Aventura”, señala Bombardier. “Es un tipo de los que yo llamaría curtidos. Un verdadero hijo de la naturaleza. Y para muchas mujeres, una perita en dulce con aspecto de Tarzán. Tiene veinte años menos que el bueno de Joël Lodé, o sea que le quedan aventuras para rato. Como era mi mujer la que se dedicaba a montar en balsas y en canoas por el río Cabriel, tuve tiempo de charlar largo y tendido con Zapa, que lo tiene todo muy bien organizado, igual que un comandante su compañía de aventureros.”
Bombardier dice bien, porque si visitáis la página de Kalahari Aventuras, os encontraréis con un verdadero ejército de expertos en todas las disciplinas relacionadas con la aventura al alcance del ciudadano muelle.
“Zapa se ha enfrentado a la naturaleza en los cinco continentes. Siempre con un loable sentido de la utilidad comercial, porque organiza viajes a parajes casi inaccesibles, y te monta una ruta por los Andes o por el Atlas marroquí. Su familia es de Venta del Moro, de esas que crían hombres y mujeres que, si la historia les da una oportunidad, se convierten en héroes o en villanos.”
“Los jefes guerrilleros de hace doscientos años, por ejemplo”, digo, consciente de la familiaridad de la mención, porque tanto Bombardier como yo somos lectores infatigables de las aventuras de Aviraneta a lo largo del siglo XIX, al que Baroja se sentía pertenecer más que al XX.
“O más. Viriato. Indívil y Mandonio. Los honderos de las Pitiusas. Cuerpos de elite de las legiones romanas. Y luego, los que se echaron al océano en chalupas como nueces para conquistar un continente.”
“Para perjuicio y escarnio de los indígenas.”
“A los indígenas les habrían perjudicado y escarnecido más tarde o más temprano otros conquistadores menos escrupulosos. La única diferencia es que habría muchos menos que hoy, y hablarían inglés. Cuando las legiones romanas invadieron la Europa conocida no lo hacían con propósitos altruistas. Pero lo que hoy somos, se lo debemos a aquellos desalmados. Pudieron haber sido cartagineses, de haber ganado Aníbal las guerras Púnicas. Ahora en el Mediterráneo no se hablarían lenguas románicas sino una especie de vascuence variado. O seríamos todos musulmanes y hablaríamos turco. Vaya usted a saber. Yo no tengo nada que reprocharle a los Escipiones.”
“Estábamos hablando de Zapa”, le interrumpo, porque conversar con Bombardier es como meterse en una nave espacial que ha escapado del control de Houston.
“Es verdad. Lo que más gracia me hizo de cuanto me contó fue su recorrido en canoa por la costa mediterránea un verano. Cuenta que observar la línea de costa desde un centenar de metros, metido en una frágil barquichuela de remos es una experiencia mística. Tienes todas las atrocidades del urbanismo moderno al alcance de la mano, pero te siente sdesapegado de ese mundo, flotando literalmente en un magma insometible.”
“El mar”.
“Dicho con la pedantería que me caracteriza. Pues bien, Zapa recalaba por las noches en cualquier playa y dormía al raso. No tuvo ningún percance, salvo una noche que, a unos cientos de metros de Benidorm, en una cala apartada, le asaltaron dos moros y le robaron la bolsa, después de una pelea un tanto ciclópea. Me lo imagino como un Ulises náufrago arrojando piedras al único ojo del enemigo. Al parecer, una que le tiraron a él le partió una costilla.”
“O sea, que riesgo lo que se dice riesgo, lo hay.”
“Pero primero tienes que buscarlo. Yo he viajado por los cinco continentes, y no podría seducir a nadie con aventuras de acción. Mis deportes son contemplativos.
“Creo que sí.”
“Buenos días.”
“Buenas tardes.”