Esta instalación podía verse hasta hace un año en un rincón de la Huerta valenciana, en el término de Burjassot. La Ronda Nord, que facilita la circulación, se la ha llevado indirectamente por delante. ¿Por qué no acudió el IVAM a rescatarla? Los méritos de este monumento de ferralla, evidentes en la fotografía, eran superiores a los de cuantas soplapolleces se han exhibido entre sus muros y fuera de ellos, en el rellano de la fachada de la noble institución.
El autor de esta obra de arte, sin que se le pueda recortar un ápice al concepto según el sentido presente de la creación artística, era un hombre sin nombre de unos setenta años, aunque quizá tuviera menos, porque llevaba mucha vida y mucha contrariedad a sus espaldas. Tengo la impresión de que vivía en la choza ilustrada. Se le podía ver por Valencia en una bicicleta cuyo eje motor había desequilibrado él mismo para llamar la atención. Iba dando botes por la ciudad, vestido de un modo estrafalario. Estaba loco, se dira. Y es probable que, desgraciadamente para él, sea cierto, que el hombre sufriera. Pero su dolor lo convertía en escarnio y en ingenio. Escarnio a los comisarios de la órbita sideral del arte contemporaneo. Ingenio para quienes le veíamos pedalear cansinamente, conmovidos por su galanura e indiferencia. ¿Qué habrá sido de él?
1 comentario:
Me ha encantado el post.
Lo que tendrías que haber hecho, Fernando, es haber cargado la instalación en una furgoneta (antes de que desapareciera, obviamente) y haberla "colocado" en algunas de esas ferias de arte contemporáneo. Pero con un precio alto, para dejar bien claro que es arte auténtico y con pedigrí. Podrías haber pegado un buen pelotazo.
Bueno, ya más en serio, reiterar que me ha encantado el post, sobre todo lo de "... mucha contrariedad a sus espaldas".
Saludos y buen fin de semana.
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