Praga, 1 de junio 2008 (AFP) – Desde el americano Paul Auster al paquistaní Tariq Ali, pasando por la canadiense Margaret Atwood o el checo Ivan Klima, quince escritores evocarán “su” 1968 con ocasión del 18 Festival de los Escritores que se abre el domingo en Praga.
El domingo es hoy, y rabio por no estar (como público) en ese Festival de los Escritores. No es casualidad que se realice en Praga, ciudad culta y periférica. Hacerlo en París sería una arrogancia. En Nueva York, una impertinencia. En Madrid, una provocación. Palacios de Congresos a reventar de escritores, de periodistas, de progres, de rebeldes, de fachosos disfrazados de gauchistas, de oenegeros, de católicos antirouco, de budistas protibetanos, de inmigrantes de todos los colores, de intelectuales orgánicos, de blogueros anónimos, de prostitutas de la conciencia, de asnos, de lobos ppferoces, de zapaperucitas.
Dice Paul Auster a France Press que hay muchos paralelos entre lo que pasó en 1968 y lo que sucede ahora. Esto es como no decir nada. A veces, leyendo a Auster uno cree estar leyendo nada, es el rey de los estereotipos. Aunque, en este caso, el norteamericano se refiere a los paralelismos entre la guerra de Vietnam y la ocupación de Irak. Las guerras pueden parecer iguales, pero esto es una visión superficial. En realidad lo que le cabrea a Auster es “la estupidez de la política de nuestro gobierno”. Yo no la veo tan estúpida. Si lo que pretendía el escritor era enjuiciar moralmente a su gobierno, llamarlo estúpido es una forma de llamarse estúpido él.
Pero ya se sabe que a los periodistas se les cuenta lo primero que a uno se le ocurre, no hace falta pensar mucho la respuesta, tampoco es conveniente, porque el periodista puede impacientarse y buscar a otro intelectual, o puede no entender la explicación, hacerse un lío y reproducirla mal o guardársela.
Ivan Klima, checo, otro de los escritores convocados, asegura a France Press que en 1968 era director de una revista literaria “durante al breve epifanía de la primavera de Praga”. Ha sido fiel a si mismo.
Natalia Gorbaneyskaia, rusa, se manifestó en agosto del 68 en la Plaza Roja de Moscú contra la intervención soviética en Checoslovaquia, a consecuencia de lo cual fue internada en un psiquiátrico. La verdad es que, según la perspectiva desde la que se mire, hace falta tener un tornillo algo flojo para meterse en la boca babeante del lobo y esperar que no mastique.
El director del evento, Michael Marsh dice que “en el corazón de 1968 hay ideas, la libertad de expresión, la revuelta contra la burocracia… aquellos que dicen hoy que fue una derrota son totalmente incultos, porque las ideas no vencen, solamente se las reemplaza”. Creo que este Marsh es británico, pero podría ser francés, por el ingenio de su retórica.
Por último dice la noticia de France Press que el lema del Festival es “De la risa y el olvido”, en homenaje a Milán Kundera, un emblema del 68. Sólo que Kundera no se asomará por el festival porque “rechaza toda aparición pública desde hace años”. Siempre me ha parecido Kundera un hombre inteligente, además de un gran escritor.
Sensaciones, ideas y fantasías
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