Sensaciones, ideas y fantasías

jueves, 19 de junio de 2008

Alabada sea la vida que llega

Waleska y Hauke, con su sobrinito, hace un par de meses.


Waleska está a punto de dar a luz. Y yo de ser abuelo. Dentro de nada habrá alguien más en el mundo que lleve mi sangre y todo será distinto. Al menos para él, que de momento vive acurrucado en un embudo húmedo y oscuro. Pero también para todos los demás.
Hay cosas que tienen que pasar para que las creas, por previsibles que hayan sido, por natural que parezca su desarrollo. Para alguien que apenas se ha movido de su pueblo o de su barrio desde que nació, hacer un gran viaje puede ser un hermoso proyecto, un sueño acariciado. Ahorra dinero y vacaciones hasta que llega el momento de partir. Toma el avión y desembarca en Sydney, Australia. En el preciso momento de pisar tierra adquiere conciencia de lo que ha sucedido, de la transformación que ha sufrido su vida. Ahora está en las antípodas, algo que nunca pasó de ser una palabra en un libro de geografía. Sydney puede ser cualquier otro escenario, Nueva York, Buenos Aires, Tokio o Calcuta. Incluso puede ser Madrid o Barcelona para alguien acostumbrado a no salir de su aldea. Esto parece algo extraordinario, y puede que lo sea. Pero estoy seguro que hay montones de personas que no se han preparado para hacer ningún viaje fuera de los límites de su comodidad y de su seguridad.
Yo, hasta que no me vi con mi hija Waleska en los brazos no tuve verdadera conciencia de lo que significaba ser padre. Me costó acostumbrarme. No estaba preparado para tener una criatura a la que alimentar, limpiar, vestir, cuidar, educar.
Con mi nieto me está ocurriendo algo casi igual. Pero no igual.
Sé que viene, y le espero. No tiene cara ni nombre. Pero de súbito asomarán las dos cosas. Todo habrá cambiado. Seré abuelo y mi hija será madre.
Creo poder deducir que para ella no será tan desconcertante como fue ella para mí.
Y no porque esté casada con Hauke, un cabal alemán, y el Estado de aquel país lo prevea todo de esas circunstancias, se prepare Él, y prepare a los futuros padres con paciencia y determinación teutónica, aunque algo tendrá que ver.
A mí me parece que Waleska, además de concebir a su hijo le ha preconcebido. Algo que a su madre y a mí no nos sucedió. Sabe que lo que se le viene encima cambiará su vida. Puede imaginarlo. Pero esto no es lo importante. Lo importante es la preparación que ella tiene, que ha cultivado durante más de nueve meses. También el que viaja a Sydney o a Calcuta ha visto fotografías de estas ciudades; pero hasta que no se mete en ellas desconce sus olores, la dimensión de sus avenidas, el ruido de las calles, el acento de los idiomas que allí se hablan.
Mi hija sólo tiene ecografías de su bebé. Su rostro será una sorpresa para ella, así como para su padre (el del bebé). Pero están ahí esperándole igual que se espera un tren sin hora de llegada, pero que sabemos que ha de pasar y al que nos subiremos indefectiblemente. En los horarios de trenes está todo sobre esse tren, todos los detalles, todos sus equipamientos, las estaciones de tránsito, menos la hora de llegada, aunque se sabe que será hoy o mañana, quizá de madrugada.
La vida de Waleska y de Hauke está a punto de cambiar. La mía también, y la de otras personas involucradas en esta maravilla que es la procreación. Antes constituían una o dos familias. Ahora son más, por los fraccionamientos que se han convertido en moneda corriente en este momento de la historia del ser humano. Mejor. Unas cuantas familias cambiarán su vida. Un niño vendrá a hacerlo. Suena un poco evangélico. Pero el nacimento de un ser humano es un verdadero milagro, algo de naturaleza y potencia religiosa.
Bien venido sea. Alabado sea.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas felicidades!!!! Espero casi hacerte 'Tito' este año después de una ya previsible visita al lejano Oriente por allá en el frío Noviembre....

Jodío!, me has conmovido con tu escrito.....

Anónimo dijo...

Qué maravilla de post.

Enhorabuena y muchísimas felicidades.

De corazón.

Anónimo dijo...

Muchas gracias por el post pap, se me han saltado las lágrimas!
Me alegro mucho de que compartas nuestra felicidad por la llegada de este ser tan deseado.
Aquí seguimos esperando a que la criatura decida dejar su cuevita y quiera conocernos a nosotros, sus papis, y al mundo que le espera con los brazos abiertos.
Besos desde Nürnberg