Paco Campos y su mujer, Celia Montalvo, participan en una exposición de grabados en Alcobendas, Centro Cultural Anabel Segura, avenida de Bruselas, 19, de la Asociación de Obra Seirada Ados.
Los dos son pintores excelentes sin matices, de larga experiencia, de formación clásica, de rupturas persistentes. Tantas, que les ha costado la exclusión. Aunque, la verdad por delante, Paco se ha tomado siempre la exclusión como un sello de honor.
En próximas entradas iré colgando pruebas de su genio y de su mérito. Hoy, coloco dos, ambas de naturaleza religiosa, porque no tengo otras en la memoria del ordenador. Y por eso hago la advertencia de que no se identifique a Paco Campos con la escuela religiosa. Paco es un pintor religioso y no es un pintor religioso. Trabaja con fervor, con pasión, con un arrojo extremo. Y lo que sale de sus manos son formas contundentes del espíritu. En toda su obra se reconoce la fe, en ocasiones fanática, del artista en su vocación, que está por encima de todo, tanto, que la vida se puede volver contra su forzador.
En ese sentido, Paco Campos es un pintor religioso. Pero sobre todo, es un pintor del Espíritu. Sus creaciones parecen elementos desgajados de su alma, y suele ocurrir que el espectador se sienta víctima de pudor. No porque lo que ve sea obsceno o repugnante, sino porque el pintor expone sus miedos y sus secretos, incluso aquellos que ni siquiera él conoce.
Podría pasar horas transformando en palabras mi larga experiencia de espectador privilegiado de Paco Campos. Ceso mi panegírico por no caer en el formalismo inane de tantos llamados críticos de arte. Yo no lo soy.
Antes de cerrar el tema: ojo a Celia Montalvo. El día que se proponga ( o acierte a) romper los barrotes de la exclusión, con un poco de suerte, la coge un marchante y la transforma en la revelación del momento. Ella, al contrario que otras, sí lo merece.
1 comentario:
Fernando,
Llevaba unos días sin visitarte. Mal hecho por mi parte.
Veo que has entrado al trapo. Pero lo has hecho, diríamos, a tu manera. Haces bien en tomar distancia (aunque sospecho que tienes las "ideas claras")
Me ha encantado el post sobre estos dos pintores. Mi madre estudió Bellas Artes en Madrid en la época de Antoñito (Antonio López)y Juan Barjola. No sé por qué, tu blog me recuerda mucho a mi madre y su época en la Escuela. Me trae un aire. Ella fue muy feliz en esa etapa, antes de volverse a provincias.
No conozco a Paco Campos y Celia Montalvo pero seguiré las próximas entradas con atención. Todo lo que rodea a la pintura me resulta ameno y familiar ¿conoces a Pedro Cano? Debe ser de la generación de Campos y Montalvo.
Por cierto, una recomendación: El libro "De Viva Voz" del pintor murciano Ramón Gaya. Como pintor no me llama pero me pareció que este libro contenía ideas muy luminosas y reveladores sobre el acto de creación.
Bueno, hasta la próxima visita, que será pronto.
Un placer siempre pasarme por Calle Oliver.
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