Sensaciones, ideas y fantasías

miércoles, 6 de febrero de 2008

Una sospecha inquietante: los maestros imitadores del naif

Eduardo Arroyo acaba de inaugurar una exposición en el IVAM (Instituto Valenciano de Arte Moderno de Valencia). En realidad ha sido al revés, el IVAM ha tenido a bien suministrar combustible al amor propio de Eduardo Arroyo y (me figuro) aportar metálico a su cuenta corriente, algo de lo más natural y justo.


La edición digital de "Levante" permite ver algunos lienzos como el de arriba. http://servicios.renr.es/servicios/galeriasMultimedia/index.jsp?pIdPortal=12&pIdGaleria=1356



Al observar con detenimento las fotografías, me viene una fuerte impresión de
"dejà vu". Le doy vueltas a la memoria, y al final caigo en la cuenta de que no
estoy evocando anteriores exposiciones de Eduardo Arroyo, sino que es el estilo
que muestran las fotografías de sus cuadros de la exposición en el IVAM lo que
me está recordando... el arte naif. Entonces soy consciente también de que es una sensación reiterada, que la he tenido en otras exposiciones de artistas reconocidos.
Y me asalta una sospecha que acaso sea producto de mi hipersusceptibilidad en la esfera del arte, un navío bien dirigido y mejor tripulado en su derrota por el mar del comercialismo, cuyas aguas se mezclan con las del mar de la creación pura y desinteresada.
La sospecha es la siguiente, ¿será que estos autores superconsagrados han descubierto, como niños, la veta fértil del naif? ¿Será que se han agarrado a ella como a una ubre de vaca y la están ordeñando cada uno a su modo? Véase la cantidad de exposiciones a base de lienzos pintarrajeados por jóvenes rebeldes, llenos de caricaturas, de dibujos y empastres de color que imitan las manos desmañadas de los niños. Los artistas consagrados (algunos artistas consagrados) han podido sufrir el síndrome del Miedo-al-olvido, ante la avalancha comercial de valores emergentes, y se han podido apuntar al carro de lo sucio, lo bárbaro, lo inacabado... Aprovechando la riqueza intrínseca del naif.
La riqueza del naif es su autenticidad, su fuerza, producto de la espontaneidad de unos creadores que no recurren a la técnica porque no la dominan. Y, permítaseme la hipérbole suspicaz: ¿no estarán algunos consagrados imitando a hurtadillas (sin ellos mismos darse cuenta, porque sería muy vergonzoso que lo hicieran) a los pintores de "art brut", a los locos? Es decir, explotar la riqueza formal de una pintura desmañada o desproporcionada porque sale de mentes enfermas y por tanto no sometidas a la disciplina técnica.
En fin. No son más que sospechas.

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