JARR: Dolor o placer
El ciego estrella la jarra medio llena de vino sobre la cabeza de su lazarillo y le provoca dolor y placer. El segundo lo percibe el gusto, la lengua rebañando el mosto que corre por la cara. Mosto y sangre.
JARR es Juan Antonio Rodríguez Roca (Algemesí 1973). Pinta, dibuja y reúne cacharritos de cocinita infantil, muñecas, soldaditos, ovillos, carretes, casquillos y cables… ¡qué se yo!... Lo amontona sobre un bastidor, le da un nombre y lo vende a cinco mil euros.
Siento verdadera curiosidad por conocer al comprador de este agregado de basurilla infantil o infantil agregado de basurilla, si es que existe.
En cuanto a los lienzos y a los dibujos: sexo, pero no a porrillo, sexo explícito, aunque algo artístico. Esto quiere decir que no es horrible, que no es doloroso, aunque se ve que JARR ha sufrido. El año pasado vi una exposición de un artista a todas luces homosexual, que se dedicaba a llenar sus lienzos de hombres masturbándose o copulando, en parejas, en grupos, en paisajes, colgados de los árboles, encerrados en celdas. Pero, ¿no era el sexo una liberación de la pacatería secular, algo espléndido, gozoso? ¿Por qué algunos artistas, dramaturgos, novelistas, cineastas, se empeñan en mostrar del sexo lo forzado, lo horrible, lo incestuoso, lo aberrante? ¿Están saciados? ¿Están desconcertados? ¿Están confusos?
He aquí lo que dice galeríacuatro de JARR:
JARR entiende su condición de artista como un compromiso con el mundo que le rodea. La realidad es para él un campo de exploración crítica que debe canalizarse a través de su obra. Su sensibilidad se oprime y se contrae ante los problemas que asedian al hombre contemporáneo. Este dolor estampado en su alma ha ido transformando su gesto dulce y expresivo en una radicalización estética, brutal, incómoda para el espectador, pero eficaz para su necesidad comunicativa.
Apuesto a que un lingüista ocioso analice formalmente, sólo formalmente, esta declaración que pretende ser una incursión de galeríacuatro en la mente de su artista. Por mi parte, ofrezco un resumido análisis semántico.
¿Qué hay más allá de las vaguedades en este discurso? ¿Es JARR un misionero? ¿Hace apostolado desde su estudio? Una vez explorada críticamente la realidad, ¿cómo la canaliza, cómo la selecciona, cómo la representa, con pinceles, con colores, con estampas, con cacharritos? ¿Es JARR un mesías, un mártir, capaz de recoger los problemas que asedian al hombre contemporáneo? ¿Es un titán? El dolor ese que lleva estampado en el alma y que transforma en imágenes brutales e incómodas pero eficaces, ¿le permite llevar una vida convencional o come clavos y bebe gasolina como unfakir? ¿El dinero que le apartan los marchantes, ¿lo envía al Tercer Mundo, donde más sufren los hombres, lo mete enbotellitas que sella y tira al mar a continuación, lo guisa y se lo come con patatas fritas de marca?
¿Es JARR tal y como le pinta la galeriacuatro?
¡JAAAAAAARRRRRRRR!
Me quedo con el dolor-placer clásico: el del ciego estampando el jarro de vino en la cabeza de Lázaro.
El ciego estrella la jarra medio llena de vino sobre la cabeza de su lazarillo y le provoca dolor y placer. El segundo lo percibe el gusto, la lengua rebañando el mosto que corre por la cara. Mosto y sangre.
JARR es Juan Antonio Rodríguez Roca (Algemesí 1973). Pinta, dibuja y reúne cacharritos de cocinita infantil, muñecas, soldaditos, ovillos, carretes, casquillos y cables… ¡qué se yo!... Lo amontona sobre un bastidor, le da un nombre y lo vende a cinco mil euros.
Siento verdadera curiosidad por conocer al comprador de este agregado de basurilla infantil o infantil agregado de basurilla, si es que existe.
En cuanto a los lienzos y a los dibujos: sexo, pero no a porrillo, sexo explícito, aunque algo artístico. Esto quiere decir que no es horrible, que no es doloroso, aunque se ve que JARR ha sufrido. El año pasado vi una exposición de un artista a todas luces homosexual, que se dedicaba a llenar sus lienzos de hombres masturbándose o copulando, en parejas, en grupos, en paisajes, colgados de los árboles, encerrados en celdas. Pero, ¿no era el sexo una liberación de la pacatería secular, algo espléndido, gozoso? ¿Por qué algunos artistas, dramaturgos, novelistas, cineastas, se empeñan en mostrar del sexo lo forzado, lo horrible, lo incestuoso, lo aberrante? ¿Están saciados? ¿Están desconcertados? ¿Están confusos?
He aquí lo que dice galeríacuatro de JARR:
JARR entiende su condición de artista como un compromiso con el mundo que le rodea. La realidad es para él un campo de exploración crítica que debe canalizarse a través de su obra. Su sensibilidad se oprime y se contrae ante los problemas que asedian al hombre contemporáneo. Este dolor estampado en su alma ha ido transformando su gesto dulce y expresivo en una radicalización estética, brutal, incómoda para el espectador, pero eficaz para su necesidad comunicativa.
Apuesto a que un lingüista ocioso analice formalmente, sólo formalmente, esta declaración que pretende ser una incursión de galeríacuatro en la mente de su artista. Por mi parte, ofrezco un resumido análisis semántico.
¿Qué hay más allá de las vaguedades en este discurso? ¿Es JARR un misionero? ¿Hace apostolado desde su estudio? Una vez explorada críticamente la realidad, ¿cómo la canaliza, cómo la selecciona, cómo la representa, con pinceles, con colores, con estampas, con cacharritos? ¿Es JARR un mesías, un mártir, capaz de recoger los problemas que asedian al hombre contemporáneo? ¿Es un titán? El dolor ese que lleva estampado en el alma y que transforma en imágenes brutales e incómodas pero eficaces, ¿le permite llevar una vida convencional o come clavos y bebe gasolina como unfakir? ¿El dinero que le apartan los marchantes, ¿lo envía al Tercer Mundo, donde más sufren los hombres, lo mete enbotellitas que sella y tira al mar a continuación, lo guisa y se lo come con patatas fritas de marca?
¿Es JARR tal y como le pinta la galeriacuatro?
¡JAAAAAAARRRRRRRR!
Me quedo con el dolor-placer clásico: el del ciego estampando el jarro de vino en la cabeza de Lázaro.