Sensaciones, ideas y fantasías

lunes, 21 de enero de 2008

Fin de semana de Vernissages en Valencia


La galería Rosalía Sénder (calle del Mar, 19, en el corazón histórico de la ciudad) ofrece una selección de José María Molina Ciges (Anna, Valencia, 1938).
Un pintor de setenta años sabe pintar, entre otras cosas porque aprendió a pintar en las denostadas escuelas de arte de antaño. Es algo que se nota, se agradece y se disfruta.
La última etapa de Molina Ciges, que es la que se presenta, la constituyen lienzos que un ciudadano con gusto y posibilidades económicas colgaría de las paredes de su casa. Esta es una posibilidad algo poco habitual en el arte de los tiempos presentes, en el que domina la fealdad, directamente lo horrible, o son objetos sin domesticar, inadecuados para un hogar de clase media, propios de la casa de un rico excéntrico o de una multinacional que quiere hacer creer que es una entidad benefactora. ¿Dónde demonios va a colocar uno en su casa de 100 metros cuadrados una valla de obra, un montón de piedras, un árbol quemado?
Los lienzos de Molina Ciges son, en oposición a toda esa falacia, clásicos. Uno disfruta mirándolos, se relaja y se hace preguntas sobre las intenciones, propósitos o despropósitos del creador al mezclar estudios de estatuas griegas con paredes azulejadas, con bodegones, papeles manuscritos o individuos leyendo el periódico.
Molina Ciges hace bromas con el pop. Y como tiene edad y formación de maestro, le salen cuadros estupendos. Atractivos incluso para aquellos que buscan en el arte la crítica social, porque estos lienzos expuestos en Rosalía Sénder destilan ironía, la forma de crítica social más eficaz y hermosa.

A la vuelta de la esquina, la galería Valle Ortí (Avellanas, 22) inauguraba fotografías de Vanessa Pastor. El título es Excursiones, y la temática, paisajes retratados durante esta práctica campestre. Escribe la autora:
Excursiones es un proyecto complejo en la medida que trata de matizar desde diferentes perspectivas una misma idea. Así, se presenta por un lado una propuesta de corte simbólico (serie fotográfica) en la que, a través de una concepción de la representación del paisaje de cariz Romántico, se pretende establecer conexiones conceptuales entre los elementos que conforman las imágenes y la acción que realizan los personajes retratados en ellas.
Asegura que con sus fotografías plantea “una relectura de las nuevas actividades grupales desarrolladas por la industria del turismo actual”.
Me ha llamado más la atención este esfuerzo explicativo de Vanessa Pastor que las obras.¿Por qué las muestras de arte plástico necesitan declaraciones de intenciones? Pocas pinturas cuentan hoy historias cuyo contexto deba darse a conocer a los que no saben nada de él. Hoy, la mayoría de los cuadros (y objetos artísticos) emiten sensaciones o conceptos. ¿Se puede explicar lo que se siente? ¿Se puede representar un concepto con algo que no sea simbólico? Y en ese caso los símbolos han de ser nítidos para el que los usa y para el que recibe el mensaje que transmiten. Si no es así, ni son símbolos ni son conceptos ni son más que imágenes interpretables o confusas.

Al día siguiente, otras tres galerías valencianas inauguraban exposición. Punto, Val i 30 y Visor. No era una casualidad, era una maniobra táctica de la guerra declarada contra ARCO, porque esta feria de Madrid, que tiene lugar el mes que viene, las ha dejado fuera. Acaso se creían invulnerables, y han montado en cólera. Hoy pocas cosas son invulnerables. La inteligencia de las personas, por ejemplo. La mayoría de los políticos, bastantes periodistas y un puñado de publicistas no creen en ella. Algún día nos llevaremos todos una sorpresa a cuenta de este prejuicio peligroso.

Y ahora, un estreno teatral. Darío Fo, ¿Alcalde?, de Pedro Montalbán Kroebel, en L’Altre Espai. Es un texto inteligente, entretenido, divertido, en una palabra, bueno. Una dirección minuciosa de Emiliano Bronzino. Una interpretación excelente y fluida, a pesar de la variedad de personajes que se han de repartir, de Pepe Miravete, Paco Vila (¡qué papeles los suyos!), Sara Vallés, Juanfran Aznar y Carmen López.
Al parecer, en 1990 un diario milanés tuvo la ocurrencia de publicar que Darío Fo se iba a presentar como alcalde para acabar con el dominio de la derecha. Era mentira. Se organizó un follón. Y todo acabó sin mayores consecuencias. Pero Pedro Montalbán se ha metido en la piel del dramaturgo italiano y ha desarrollado una trama bufonesca construida con precisión, que el director, un italiano, ha italianizado tan bien que parece realizada en Milán.
Sin miedo a exagerar digo que es un acontecimiento extraordinario. Porque buena cantidad de las obras que se estrenan hoy entran dentro de una de estas categorías: raras, incomprensibles, sangrientas, agobiantes o simplemente malas, aunque esto sea un calificativo injusto para el dinero (casi siempre público) y el talento que se emplea en el teatro, pero es lo que suele verse en los escenario, bodrios.
Una curiosidad en relación con el autor. Unos días antes, se había estrenado en Valencia un espectáculo musical llamado C'est la vie, de un dramaturgo norteamericano, traducido y adaptado por Pedro Montalbán. Vistos los dos, hay que reconocer que cuando crea por su cuenta, Montalbán lo hace mucho mejor.
Se sucederán los Vernissages en Valencia. Estamos lanzados, en plena temporada. Vernissage viene del francés, poner barniz,dar lustre a algo. Aquí todavía decimos inauguración. Pero titular con la palabra vernissage da a la bitácora un toque de cosmopolitismo...

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