Sensaciones, ideas y fantasías

viernes, 25 de abril de 2008

Porteadores y entretenedores. The new and foolish journalism

Leo dos referencias a Michel Houellebecq en dos diarios nacionales. Los dos periodistas señalan que les desconcertaron los largos silencios que seguian a las preguntas de los ansiosos interrogadores.
El calificativo "ansioso" no es un capricho. Un par de veces me ha tocado entrevistar a una celebridad del cine norteamericano, y lo he hecho en unas circunstancias de ridícula ansiedad. El método era: la celebridad está en una suite de hotel. Una fila de periodistas de distintos medios hace cola en una antecámara. La advertencia es que sólo tienes equis minutos (como mucho 15) para realizar la entrevista. Como las celebridades están acostumbradas a esta zarabanda infernal, se suelen portar muy bien, dan una apariencia de simpatía desbordante, de desenfado, incluso de familiaridad con el interrogador que, como es lógico, despierta todas sus alarmas ("pero si este caballero/esta señorita - el término evocado es más vulgar - es la primera vez que me ve en su vida, ¿por qué me trata como a un viejo amigo?").
Si para el periodista la entrevista es una frustración, para la celebridad debe ser casi una tortura, uno de los impuestos que pagan por el éxito.
Así que no me extraña que Michel Houellebecq se quedara callado durante un rato antes de contestar. Por lo que cuenta uno de los entrevistadores, estaba sometido a una sucesión de sesiones interrogatorias. Siendo una persona inteligente y poco convencional, me figuro que al principio intentaría ser original o contestar con sinceridad. Supongo que la mayoría de las preguntas serían tópicas, algo de lo que no debe escandalizarse nadie, porque más difícil todavía que reponder con originalidad es preguntar con originalidad. De modo que al cabo de tres interrogatorios, el hombre estaría hasta las narices.
Yo he leído Las partículas elementales, y no pude acabar el libro. Me estaba destrozando, no porque fuera malo, sino por lo bien que describía una sociedad en estado próximo al coma moral. Houellebecq es un autor despiadado.
De las declaraciones de Houellebecq de ayer, me quedo con estas que copio del ABC.
El sexo y la religión son justamente los pilares irremplazables de la vida. Si se pierden, será el vacío absoluto... La sociedad francesa no está preparada hoy para recibir una ruptura como la de Tzara, Breton, las vanguardias. Lo que Francia necesita es consuelo y ayuda.

Tremendo, ¿no?
Pero evidente, como que el sol es una tea gigantesca que arde desde hace millones de años, hasta que un día empiece a extinguirse, posiblemente no ante los ojos humanos.

Bueno, ¿Pero a qué viene el título de esta entrada? Porteadores y entretenedores.
Es que me acabo de encontrar con una compañera y, hablando de las ruedas de prensa oficiales, me dice con una serenidad admirable: "Hemos dejado de ser periodistas. Somos porteadores de declaraciones." A continuación me tropiezo con otro compañero, y le pregunto por hacerme el gracioso, "¿Tú qué eres, porteador o periodista?" Y su respuesta, más irónica, pero en el mismo tono de calma y resignación, es: "Yo soy un entretenedor. Lo que yo hago tiene más que ver con las varietés que con la información."
The new and foolish jorunalism. Aint?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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http://www.elpais.com/articulo/cultura/hay/futuro/cinismo/radical/elpepicul/20080425elpepicul_1/Tes

Tú no eres ni un porteador ni un entretenedor, tú eres un escritor como la copa de un pino.

Anónimo dijo...

Lo mejor de todo es verlos pasar delante de uno... sentarse con 'calma vaticana' a verles 'trabajar', después se extraen interesantes conclusiones.

The journalism is dead.