¿Quién no ha oído hablar de Octavio Aceves?
(La pregunta va dirigida a los enteraos del mundo mediático.)
Mejor aún, ¿quién no ha escuchado esa voz suya amanerada y porteña, de ritmos y tonos irónicos?
Octavio Aceves es doctor en Psicología y Ciencias Humanísticas. Autor de libros, artículos y contertulio de radio y de televisión.
Yo confieso que he leído pocas líneas suyas en periódicos. “¿Qué me va a enseñar a mí ese mariposilla redicho?”, me decía con vana altanería.
Pues bien, el otro día compré por precio de saldo El París de los 50, firmado y sin duda escrito por él (espero).
Lo hice con la misma mueca perdonavidas con la que me he resistido a leer sus artículos. “Vamos a echarle una ojeada a este rollete. Total, por tres euros…”
¡Sorpresa!
Es un libro extraordinario. Primero, bien escrito, con fluidez, sin pedantería. Segundo, lleno de evocaciones, de imágenes, de esa emoción auténtica que se siente por un tema. Se ve que Aceves ha vivido en París, ha vivido París y se ha enamorado de París. Y tercero, está lleno de datos, de referencias, de pequeñas biografías de intelectuales, artistas, modistos, políticos, filtradas por su sensibilidad y su experiencia, y por tanto mejores que las que se encuentran en Wikipedia.
Empieza con una introducción que nos sitúa en el contexto de los años 50, retrotrayéndose hasta el principio de siglo cuando el asunto lo precisa.
Sigue con una estupenda y nítida narración de la atribulada historia política e intelectual de Francia entre 1945 y 1958, año en el que De Gaulle impone la V República.
Luego siguen capítulos dedicados a los cafés de la Rive Gauche, a Saint Germain-des-Prés, a Coco Chaneel, a Juliet Gréco (a la que se ve que adora), a diversos cantautores, fotógrafos, cineastas de la Nouvelle Vague, y referencias casi eruditas, y muy bien traídas a cuento del ambiente literario e intelectual de París en el que navegaron con distintas derivas y fortuna personajes como Joyce, Sartre (de quien da una imagen amable), Camus, Queneau, Vian, etc.
En resumen, si alguien desea enterarse de cómo era París en la primera mitad del siglo XX y obtener una idea suficientemente rica de los personajes famosos de todos los pelajes que la habitaron, que no acudan a ensayos plomizos. Busquen El París de los 50, editado por Espejo de Tinta en 2005, y poseerán una joya. Una joya bien barata, porque se conoce que no se vendió en su día y ahora casi la regalan. Un hurra por Octavio Aceves
(La pregunta va dirigida a los enteraos del mundo mediático.)
Mejor aún, ¿quién no ha escuchado esa voz suya amanerada y porteña, de ritmos y tonos irónicos?
Octavio Aceves es doctor en Psicología y Ciencias Humanísticas. Autor de libros, artículos y contertulio de radio y de televisión.
Yo confieso que he leído pocas líneas suyas en periódicos. “¿Qué me va a enseñar a mí ese mariposilla redicho?”, me decía con vana altanería.
Pues bien, el otro día compré por precio de saldo El París de los 50, firmado y sin duda escrito por él (espero).
Lo hice con la misma mueca perdonavidas con la que me he resistido a leer sus artículos. “Vamos a echarle una ojeada a este rollete. Total, por tres euros…”
¡Sorpresa!
Es un libro extraordinario. Primero, bien escrito, con fluidez, sin pedantería. Segundo, lleno de evocaciones, de imágenes, de esa emoción auténtica que se siente por un tema. Se ve que Aceves ha vivido en París, ha vivido París y se ha enamorado de París. Y tercero, está lleno de datos, de referencias, de pequeñas biografías de intelectuales, artistas, modistos, políticos, filtradas por su sensibilidad y su experiencia, y por tanto mejores que las que se encuentran en Wikipedia.
Empieza con una introducción que nos sitúa en el contexto de los años 50, retrotrayéndose hasta el principio de siglo cuando el asunto lo precisa.
Sigue con una estupenda y nítida narración de la atribulada historia política e intelectual de Francia entre 1945 y 1958, año en el que De Gaulle impone la V República.
Luego siguen capítulos dedicados a los cafés de la Rive Gauche, a Saint Germain-des-Prés, a Coco Chaneel, a Juliet Gréco (a la que se ve que adora), a diversos cantautores, fotógrafos, cineastas de la Nouvelle Vague, y referencias casi eruditas, y muy bien traídas a cuento del ambiente literario e intelectual de París en el que navegaron con distintas derivas y fortuna personajes como Joyce, Sartre (de quien da una imagen amable), Camus, Queneau, Vian, etc.
En resumen, si alguien desea enterarse de cómo era París en la primera mitad del siglo XX y obtener una idea suficientemente rica de los personajes famosos de todos los pelajes que la habitaron, que no acudan a ensayos plomizos. Busquen El París de los 50, editado por Espejo de Tinta en 2005, y poseerán una joya. Una joya bien barata, porque se conoce que no se vendió en su día y ahora casi la regalan. Un hurra por Octavio Aceves
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