Sensaciones, ideas y fantasías

martes, 10 de marzo de 2009

Culturas de la Guerra Fría


Se desprecia por rutina el realismo socialista como propaganda patrocinada por el Estado, mientras que la abstracción posbélica del Oeste representa la libertad individual en una sociedad libre. Sin embargo, en nuestro tiempo postmoderno la pintura de Löffler, en parte por sus extraña composición y su absurda temática, se vuelve infinitamente mucho más atractiva.

El autor de esta afirmación es Hunter Drohojowska-Philp, un crítico de arte residente en Los Ángeles, California. Está colgada en el Magazine de la página Artnet. Y se refiere al cuadro Aufbau der Stalinallee (Construcción de la Stalinallee), de Heinz Löffler, pintado en 1953, cuando en la citada avenida Stalin, hoy avenida Carlos Marx, empezaban a levantarse mamotretos de viviendas que hoy en día empiezan a desmoronarse.
La tela puede verse en la exposición Art of Two Germanys/Cold War Cultures, (Arte de las dos Alemanias/Culturas de la Guerra Fría) sita en el LACMA, Museo de Arte Contemporáneo del Condado de Los Ángeles.
Se trata de una serie de pinturas, esculturas, instalaciones y piezas de video de artistas alemanes de los dos estados que convivieron entre 1949 y 1989, la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana.
Naturalmente, sólo conozco la exposición vía internet. Pero la información que puede obtenerse de ella la hace no sólo atractiva para alguien interesado en la creación artística en los países del socialismo real, sino exquisita para cualquier paladar estético curado de sectarismo.

Está dividida cronológicamente, en décadas, y muestra obras de artistas de una y otra Alemania. De este modo puede verse la evolución de la creación plástica en las dos orillas, no siempre paralelas, de un país dividido por la Guerra Fría. Al parecer se pone énfasis en el distinto punto de vista de los creadores. Los occidentales reaccionan al deterioro medioambiental de la RFA, a la histeria terrorista y antierrorista, se ceban en el pasado nazi. Mientras que los orientales obedecen las consignas del Estado, o trabajan fuera del circuito oficial con obras que jamás se expusieron. Es significativo que algunos de los artistas hoy reconocidos por el mercado, por ejemplo Gehrard Richter o Georg Baselitz, huyeron en su juventud de la parte oriental del país dividido.

Según he podido ver en las páginas web del LACMA, en la exposición debe haber paneles en los que se sintetiza la actualidad mundial y alemana año por año, desde 1945, cuando todavía no existían ni la RFA ni la RDA.
Una conclusión curiosa que he leído en alguna de las páginas visitadas es que, todavía hoy, veinte años después de la caída del Muro, los alemanes orientales y los occidentales no se sienten compatriotas del todo, incluso los nacidos después de 1989.
Pero la cita del principio es lo que más me ha llamado la atención. La Guerra Fría impregnó tanto las conciencias de sus contemporáneos, por ejemplo, mi generación, que somos aún incapaces de observar con desapego lo que aquellas sociedades produjeron en el área de la cultura y el arte. Nos obsesionamos mirando las muescas indelebles de la metralla ideológica, e ignoramos el valor propio de la obra.
Aunque poco a poco vamos equilibrando la mirada. El alud de producciones artísticas desde 1990 ha sido tan gigantesco, que desorienta nuestra capacidad de juicio. La ventaja de este atontamiento es que uno puede observar las cosas anteriores a la década del colapso del Comunismo con una mirada que salta por encima del prisma ideológico de la Guerra Fría. Así, cuadros condenados por la crítica occidental como propaganda, hoy aparecen como ingeniosas o incluso fenomenales aportaciones al ecléctico panorama de la creación presente.

Al fin y al cabo, es lo que ha sucedido con la nueva figuración destilada de la llamada Escuela de Leipzig, que ha influenciado a toda una generación de pintores alemanes como Neo Rausch, Tim Eitel, Matthias Weischer, Martin Kobe, Tilo Baumgärtel, Peter Busch, Chritoph Ruckhäberle y David Schnell, entre otros.
La buena noticia para aquellos europeos interesados en estas muestras pictóricas es que Art of Two Germanys/Cold War Cultures viene al viejo continente. Entre mayo y septiembre, se expondrá en el Germanisches Nationalmuseum de Núremberg, y a continuación irá a Berlín, al Gesmanisches Deutsches Historisches Museun, donde podrá verse de octubre a enero del 2010.

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